El aclamado concejal de la familia ha revelado de su sotana una idea tan revolucionaria y nada absurda, que de seguro corroborará a la solución del acoso sexual hacía las mujeres en TransmMilenio: sentarlas en hora pico.
Para el concejal, este lucido proyecto no discriminará, ni mucho menos generará segregación o desigualdad alguna entre hombres y mujeres, pero lamentablemente, para nuestras tristes vidas como pasajeros, si lo hará.
Empezando con las mujeres, a quienes intentan mostrarlas cada vez más como el genero débil de la sociedad, cuando es bien sabido que por debilidad le gana el Estado ante su incompetencia en materia de protección a los derechos de la mujer.
Si una mujer es acosada sexualmente en el transporte publico, lo más lógico para los gobernantes de Bogotá es condicionarla en una silla para que no la toquen y así convertirla en el hazme reír de la vulnerabilidad, mientras que aquellos hombres, que atentan contra la integridad de las mujeres, simplemente seguirán deambulando con tranquilidad.
Del mismo modo, pareciera que el mensaje a entender por parte de la norma es que el hecho de ser mujer de por sí, más que una vulnerabilidad, ya es una discapacidad. La "pedagogía" de manera subliminal se basaría en: "eres débil porque eres mujer, eres vulnerable porque eres mujer". Sería fatal, pero nada irreal, que se popularizara el dicho en TransMilenio: "Por favor una silla para el anciano, el discapacitado y para la mujer".
Pero la sorprendente idea del concejal Marco Fidel Ramírez, que seguramente vino de un complejo raciocinio intelectual, social y hasta espiritual, no solo atenta contra el genero femenino, miles de hombres que a diario se enlatan en TransMilenio también sufrirán los efectos de la norma.
En vez de segregar un genero del otro, se debería trabajar por demostrar que no todos los hombres que se suben al transporte público son acosadores.
Si el estereotipo de vulnerabilidad para las mujeres es grave, el estigma de acosadores para los hombres es deplorable
Al igual que miles de mujeres bogotanas, hay hombres que trabajan de 8 a 10 horas diarias y ganan un salario mínimo que solo les deja para utilizar TransMilenio como medio de transporte, en el cual, de ahora en adelante, tendrán que transportarse de pie en las horas de más congestión a causa de la norma.
Suponiendo que el concejal Marco Fidel Ramírez no sepa qué es segregación ni discriminación y que el único género que conozca sea el de la "ideología de genero" de Ordóñez, queda en evidencia la mala ejecución de una propuesta que ni siquiera tiene en cuenta el manejo de la norma durante las horas pico en TransMilenio.
Aún así, mientras a diario se ve como miles de bogotanos sobrevivimos con el mal servicio de TransMilenio y con las propuestas nada revolucionarias ni coherentes de nuestros dirigentes, el concejal de la familia seguirá vislumbrando en el Concejo de Bogotá con sus ideas visionarias, muy propias de la administración actual. La mujeres seguirán siendo objeto de vulnerabilidad y de acoso y los hombres del común pagadores de las normas segregacionistas del Concejo de Bogotá.
