Ellas saben de la fortaleza de hacer alianzas femeninas, ahora conocidas bajo el término de sororidad, palabra que entró a formar parte del Diccionario de la lengua española en el año 2018, asimilándose a una hermandad como la de las monjas, pero no de las que se casan con Dios sino consigo mismas y con sus hermanas. Más allá de la amistad o de la complicidad, la sororidad atañe a la solidaridad entre mujeres y ahí, precisamente, es en donde ellas tienen la posibilidad de crear una inmensa red para que nadie detenga esa primavera y logren realizar su sueño de respeto, reconocimiento e igualdad.
Y es que diariamente escuchamos sus voces femeninas con mensajes feministas como la de Shakira, Miley Cyrus, Julieta Venegas o Bebe, con sus poderosas canciones llenas de rebeldía, de reclamo de igualdad. También, las leemos en temas de investigación y denuncia, tal como lo hacen nuestras valientes periodistas o nuestras admiradas representantes políticas. Presencia femenina por todos lados, sirviendo de referentes a esa juventud que va a continuar la lucha por los derechos de las mujeres, tal como lo hicieron sus 129 congéneres el 8 de marzo de 1857, por quienes conmemoramos el Día Internacional de la Mujer.
El cambio que se viene dando a pasos lentos pero seguros, se hacen notar en todos los campos y claramente se aprecia que a las autoridades se les exige cada día más para que erradiquen los comportamientos violentos, abusivos, injustos o discriminatorios hacia la mujer.
Es indiscutible la conciencia que han ido adquiriendo las mujeres en cuanto a sus derechos y el buen resultado que les ha representado el haberse abanderado de sus causas, dejando oír sus voces de protesta, no normalizando comportamientos de desprecio, haciendo visibles a sus agresores (por poderosos que éstos sean) y enviando mensajes de igualdad en sus áreas de desempeño, trátese de la justicia, la música, el deporte, la literatura, el periodismo, la política, la docencia, etc. Pero ellas saben, además, que, sobre todo en la crianza de sus hijos e hijas es en donde su voz tiene mayor fuerza para generar cambios y para reivindicar el papel que debe tener la mujer en la sociedad.
Las mujeres no se detienen, cada día son más educadas, hacen uso de sus fortalezas, saben pedir ayuda, saben comunicar, verbalizan sus emociones, son disciplinadas, resilientes y cada vez más, toman decisiones de vida que les permite liberarse y no cargar con yugos que las atormentan o les impiden crecer.
Parece que en Colombia también inició el tiempo de las mujeres, lo que lleva a recordar lo dicho por nuestro nobel Gabriel García Márquez: “Lo único realmente nuevo que podría intentarse para salvar la humanidad en el siglo XXI es que las mujeres asuman el manejo del mundo. No creo que un sexo sea superior o inferior al otro. Creo que son distintos, con distancias biológicas insalvables, pero la hegemonía masculina ha malbaratado una oportunidad de diez mil años”. ¡Mujeres allá vamos!