Nomi es una persona transgénero que fue humillada e increpada por una empleada de aseo al tratar de ingresar al baño de mujeres del centro comercial Buenavista, ubicado al norte de Barranquilla. Por tal razón interpuso una tutela reclamando sus derechos. Esta acción falló a su favor en un principio, pero luego fue revocada, pues los accionados en este caso aducen que no hubo discriminación y aseguran que la empleada no permitió el ingreso de la denunciante al baño pues este se encontraba en mantenimiento, hipótesis que fue desvirtuada por una amiga de Nomi quien sí ingreso al baño sin tener inconveniente alguno.
Es cierto que debemos ceñirnos al conducto regular, que debemos acatar la justicia para mantener el orden de las cosas, pero también es cierto que los representantes del Buenavista carecen de humanidad, y si tuviesen dos dedos de frente, al menos pedirían disculpas simbólicas por cuenta propia sin presión ni coerción de la ley como forma de reparar la dignidad de la afectada, pues este asunto tiene un trasfondo moral que traspasa cualquier litigio o conducto legal. Sin embargo, parece que la empatía no es un sentimiento compartido ni por los representantes del Buenavista ni por la empresa de aseo que opera en ese establecimiento, quienes solo se remiten a dar pequeñas muestras de soberbia en este asunto.
Este nuevo caso de vulneración se suma a una larga lista de hechos que evidencian la indiferencia ciudadana y la mediocridad del medio jurídico que nos regula (el cual se compra y vende al mejor postor). Por ahora, personas como Nomi seguirán siendo víctimas de atropellos similares, pues este sistema al que ella contribuye pagando impuestos, no sirve para proteger sus derechos. Incluso, no puede siquiera garantizarle la vida.
No obstante, no todo es perdida, no todos los habitantes de esta saqueada ciudad somos tan desnaturalizados e indiferentes. Por eso, en apoyo a Nomi llamo al boycot, a la “protesta del billete”. Llamo a todo aquel que desee ser solidario con este ser humano para que deje de gastar y consumir en el Buenavista hasta que sus representantes ofrezcan disculpas a la afectada por este incidente. Si el sistema legal y el establecimiento comercial no puede garantizar la dignidad de Nomi, entonces hay que protestar atacando por donde mas duela, pues resulta incongruente que la economía de todos esos centros de comercio se deba en gran parte al consumo desmedido de hombres homosexuales y personas LGBT (desafortunadamente), y en retribución se presenten este tipo de situaciones. Por lo tanto es inaceptable esa actitud del Buenavista con Nomi, y con todos aquellos individuos que los han vuelto prósperos. Para mí es como morder la mano que te da de comer.
Entonces, por solidaridad, toda persona, sea hombre, mujer, transgénero , etc, deberíamos dejar de consumir en el Buenavista, deberíamos dejar de gastar nuestro dinero allá como forma de protesta ante este hecho injusto. Hay que hacerle saber a los jueces y a todas estas empresas que se lucran por medio de nuestro excesivo y desafortunado consumo que todo ese poderío económico-político que ellos ostentan se debe también a nuestro bolsillo. Los que no somos transgénero deberíamos ser solidarios, no por lástima, ni por que sea ella quien pertenezca a un grupo históricamente segregado, asesinado y vulnerado en toda su forma, no. Pero sí por tratarse de una persona, como usted, como yo, como cualquier otro familiar, como cualquier hija, padre, o madre. Nadie desea una situación como esta para sí mismo o para sus seres queridos, y si pretendemos tener una sociedad prospera, deberíamos empezar por fomentar el respeto y el amor hacia el prójimo, pero no aquel amor que pregonan los religiosos ni los “cristianos”, ese no, más bien el amor desinteresado y universal que nos hace grandes y nos paga con la misma moneda mañana mas tarde.