A Donald Trump se le está poniendo el dulce a mordisco. Ya venía bajando en las encuestas de preferencia electoral, en las que su competidor demócrata Joe Biden le había sacado más de 10 puntos, gracias, no al carisma del demócrata, sino a la torpeza del presidente de Estados Unidos que no has sabido gobernar una nación tan grande y compleja.
Trump se ha dedicado a pregonar la supremacía del hombre blanco, a promover el uso de la fuerza y, en esta pandemia, a rechazar las directrices de la ciencia. Actúa como si se tratara de la conquista del antiguo oeste cuando los colonos entraban por las tierras indígenas, a sangre y fuego, con gran desprecio por la cultura de los ancestrales dueños del suelo americano.
Pero ahora ese narciso peliteñido, se ha encontrado con una piedra en el zapato que seguramente le va a tallar tanto que no logre la reelección. Las cosas se le empezaron a agravar cuando los policías en un acto insólito de racismo mataron a George Floyd y las masas enfurecidas salieron a las calles en las grandes ciudades norteamericanas a protestar en un movimiento que denominaron “Black Life Matter”. Esto encendió las alarmas en las poblaciones relegadas por esa minoría dominante conformada por blancos racistas, machistas y xenófobos.
Ahora, después de semanas de espera salió debajo de la manga de Joe Biden un as con grandes fortalezas para encarnar a las minorías de mujeres, afroamericanos, inmigrantes y pobres. Se trata nada más, ni nada menos, que la fórmula vicepresidencial del candidato demócrata: Kamala Harris una senadora por el estado más liberal y con uno de los mayores colegios electorales de la Unión, California. Ella, hija de un inmigrante jamaiquino y una inmigrante india, profesionales calificados, es una mujer de armas tomar, culta y feminista.
Educada en Howard, una Universidad conocida por ser mayoritariamente afro, con una cultura mezcla de hindú, jamaiquino y estadounidense Kamala ha sido fiscal general En California y en San Francisco y ha defendido con ahínco a las minorías, hablando el nombre de las mujeres, de los afro, de los inmigrantes, todas las cosas que detesta Trump, un multimillonario también descendiente de inmigrantes y casado dos veces con mujeres inmigrantes. A pesar de su origen y su entorno extranjero Donald no ha encontrado otra forma de explicar la crisis económica que culpar a los extranjeros que han llegado a su país hacerlo grande como él dice querer que sea.
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En el mundo entero la elección de noviembre en los Estados Unidos causa escalofrío
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En el mundo entero la elección de noviembre en los Estados Unidos causa escalofrío. Solo pensar que podría llegar otra vez a la presidencia el señor Trump aterroriza a más de un país y a millones de norteamericanos, serían cuatro años más de arbitrariedades, desgobierno, negacionismo de la crisis climática y tentativas de conflictos por todos lados
Sin embargo, la candidatura de Joe Biden, aunque arriba en la intención de voto, no le daba tranquilidad a nadie. Biden carece de la fuerza necesaria para vencer al peliteñido. Por supuesto es un demócrata, muy distinto a Trump, pero esto no significa que lo pueda vencer. Otra cosa es ahora acompañado de una mujer joven, carismática, profesional y sin pelos en la lengua para responder todas las groserías de Trump. Y tal vez lo más importante: una mujer, que de llegar a ganar con Biden, será seguramente la sucesora, cuando su jefe ya esté demasiado mayor para aguantar el trote de otros cuatro años. Estaremos viendo entonces, y esto es soñar con una maravillosa utopía, al país más fuerte del planeta gobernado por una mujer negra, hija de inmigrantes.
Como dice la canción Pedro Navajas “sorpresas te da la vida” y esta ha sido una terrible sorpresa para los machos blancos y una maravillosa sorpresa para la democracia que defiende los derechos de las mujeres, los afroamericanos, los inmigrantes y los pobres. Podemos, ahora sí, acariciar la esperanza de que la maldición de Trump se acabe este diciembre.
