Mujer Amurallada es el título de la primera novela de Gina Parody recientemente publicada, y puedo apostar a que no será la última. Es un libro que aborda temas como la libertad, la igualdad, la dignidad, la sexualidad, el respeto, la discriminación, de la mano de Magdalena Corso, su protagonista. Un recorrido por la vida de una familia caribe de clase alta evidenciando sus costumbres, sus formas de interactuar y su particular manera de abordar la cotidianidad y los asuntos que les presenta la vida.
Gina es abogada javeriana, con una especialización en resolución de conflictos; desde muy joven incursionó en la política; fue representante a la cámara, senadora, candidata a la alcaldía de Bogotá y también ejerció cargos en el ejecutivo, directora del Sena y ministra de educación nacional en el gobierno Santos.
Se percibió como una joven promesa de la política colombiana destacándose por sus posiciones sin ambigüedades. Tal vez uno de los programas que más defendió fue el de “ser pilo paga”; una alternativa para que los jóvenes, con excelentes resultados académicos, y en condición de pobreza, accedieran de manera gratuita y financiados por el estado, a la universidad de su predilección ya fuera pública o privada.
Todo en su vida y en su desempeño iba muy bien, hasta que asumió una de las responsabilidades más complejas de su carrera: trabajar por el sí en el plebiscito que ratificaría el acuerdo de paz para lo cual solicitó una licencia. Por esos días, el Ministerio de Educación Nacional había reeditado unas cartillas sobre educación sexual, cuya primera publicación se había llevado a cabo por esa misma cartera en el gobierno Uribe. En esa reedición habían participado expertos y había sido avalada además por organismos internacionales especializados. Era básicamente idéntica a la que ya se había distribuido en los colegios unos años antes.
En una actitud infame, Gina fue señalada por el uribismo, como la responsable de promover la ideología de género, logrando una confusión extrema en la opinión publica y como es propio de esa organización, mezclando “peras con manzanas”. Nada tenían que ver las cartillas con el plebiscito por el sí, y ninguna de las anteriores con la ideología de género. Pero como ya es costumbre en esa colectividad, difunden mentiras como si fueran verdades. Se apoyaron para aumentar el descrédito y defender esa descalabrada teoría en el Procurador Ordoñez quien se encargó de hacerse oír. Para simplificar el asunto se le vendió al pueblo colombiano que votar por el sí a la paz era estar a favor de la ideología de género, que la ministra Parody estaba camuflando esa teoría en unas cartillas que serian repartidas en los planteles educativos y que los niños al leerlas se volverían homosexuales. De Ripley ¡aunque usted no lo crea!
________________________________________________________________________________
El libro de Frederic Martel “Sodoma, poder y escándalo en el Vaticano” dedica dos páginas al asunto y relata cómo se comportó parte de la Iglesia católica en el marco del acuerdo de paz
________________________________________________________________________________
Siempre se ha dicho que con esa posición se alinearon las diversas vertientes de los grupos cristianos y se dieron a la tarea de promover el no. Sin embargo, parece que no fueron solo los cristianos. El libro del investigador francés Frederic Martel denominado “Sodoma, poder y escándalo en el Vaticano” dedica dos páginas al asunto y relata cómo se comportó parte de la Iglesia católica en el marco del acuerdo de paz. El autor habla de Gina como defensora de políticas antidiscriminatorias y favorables a la población lgtbi. Cuenta cómo la Iglesia católica colombiana interpretó ese anuncio como una defensa a la homosexualidad y por ende llaman a abstenerse y a votar no. Además, cuenta cómo el matrimonio gay y la teoría de genero fueron los pretextos porque muchos jerarcas respaldaban a Uribe con el no.
Acompañé a Gina Parody al Congreso cuando fue absurdamente citada para responder por la ideología de genero en las cartillas y acusada y señalada por quienes en esa sesión intervinieron. Soportó estoica un maltrato inenarrable durante varias horas. Y le contestó al presidente Uribe sin que le temblara la voz: “Todo esto es solamente porque soy lesbiana”. Silencio sepulcral en la plenaria del Congreso. Esa es la integridad de Gina Parody.
Tal vez este episodio y muchos otros le llevaron a tomar la decisión de retirarse de manera definitiva de la política. A no querer hablar de estos asuntos. Desde hace cinco años está comprometida con sus estudios de maestría y de doctorado en Economía. Estos episodios la llevaron a acercarse de manera decidida a la literatura y la motivaron a escribir. Puede que haya renunciado a la política activa, pero a lo que no renunciará jamás es a defender a través de cualquier medio los derechos a la dignidad, a la libertad y a la igualdad. Mujer amurallada merece ser leída.