Quisiera empezar por resaltar que este artículo está hecho con base en cifras y hechos que corresponden a evidencia documentada y no a juicios de valor. El objetivo, a propósito de la campaña presidencial del exalcalde de Bogotá Gustavo Petro, es poner en la balanza algunas de las cosas que prometió y no realizó.
En materia de alimentación y nutrición:
Uno de los estandartes claves del discurso de propuestas de Gustavo Petro es el trabajo social para las comunidades menos favorecidas, sin embargo, las cifras y hechos no respaldan plenamente lo que se predica y que no se aplica. Para poner en evidencia este argumento, empezaremos mencionando que, durante su alcaldía, se llevó a cabo el cierre de 173 comedores comunitarios que atendían una población de 16.000 niños necesitados de localidades como Rafael Uribe Uribe, San Cristóbal, Usme y Ciudad Bolívar.
Este cierre de jardines no solo implicaba dejar a los niños más necesitados sin alimentación sino buscar una alternativa de cubrir la demanda de alimentación. La solución fue no más que otra que dar bolsas de mercado con alimentos sin preparar que apenas cubrían 6 días de los 30 del mes; el contrato, por cierto, se entregó a una empresa que se dedica a la construcción y no a la alimentación. ¿Por qué una empresa que se dedica a la construcción se le adjudican contratos de alimentos? ¿Esto acaso no suena a corrupción y clientelismo, algo que Petro siempre en su discurso afirma que va a atacar? ¿Por qué cerrar comedores comunitarios entregados por alcaldías anteriores que funcionaban? Las respuestas a estas preguntas claramente fueron evadidas tanto por la Secretaría de Integración y la Secretaria de Gobierno, quienes se tiraron la pelota de un lado a otro y a lo cual el exalcalde jamás respondió.
Petro no puede aludir que desconocía la medida teniendo en cuenta que él mismo ratificó el cierre ante el CONFIS (Consejo Distrital de Política Económica y Fiscal) tal como puede verse en el documento entregado por el concejal Juan Carlos Flórez en su portal web donde expresa esta irregularidad y la expuso ante control político.
En materia de educación:
Esta fue una de las tareas que quedó pendiente en la administración Petro: de los 125 colegios que se comprometió a construir, solo había entregado cinco restituciones y ocho más que habían sido comprometidos en gobiernos pasados. Además, presentó 3 predios como nuevos cuando en realidad eran colegios viejos; lo anterior, lo señaló el concejal Juan Carlos Flórez unos pocos meses antes de que finalizara su periodo.
Para ampliar esta información, a 7 meses de finalizar la alcaldía de Petro se tenía la siguiente información:
Fuente: Segplan, 2015
Es clara la preocupación tanto de la veeduría distrital como la del Concejo, al ver que la administración, teniendo los recursos aprobados y ningún impedimento para hacerlo, no ejecutó lo planeado superando apenas un 30%. ¿Dónde queda el compromiso con la educación que tanto pregona Petro en plaza pública y que manifestó el día de posesión como alcalde de Bogotá?
En materia de promesas incumplidas y cero ejecución también quedó el caso de la construcción de las nuevas sedes de la Universidad Distrital y el otorgamiento de cupos para profesores que se suponía debían ser totalmente gratuitos (así lo expresa un profesor de la universidad).
En materia de medio ambiente:
Uno de los temas en los que el alcalde estuvo envuelto por corrupción: la entrega de espacios a sus familiares en la Reserva de la Conejera para la construcción de vivienda (algo que él ha criticado con la reserva Van Der Hammen, pero que sí hizo con esta otra reserva). Y por supuesto se declaró impedido para dar una respuesta cuando se destapó el desfalco de recursos para la protección de la tingua bogotana, ave en vía de extinción que reside en esta misma reserva. En efecto se giraron recursos por parte de la administración Petro y recursos internacionales para el cuidado de la especie pero los resultados no se obtuvieron.
En materia de salud:
En algunos debates se ha mencionado que el embarazo adolescente se ha reducido, pero las cifras muestran lo contrario. Durante su periodo de gestión se evidenció un alarmante aumento de casos de estudiantes menores embarazadas en Bogotá. Entre el 2012 y el 2015 la cifra aumentó en 106%, pasando de 903 casos a 1.867. Esto evidenció que, en materia de prevención, la política de la alcaldía no tuvo ningún efecto.
Lo anterior, sin reiterar por supuesto otros problemas que ya han sido muy discutidos como el de movilidad y el desfalco a TransMilenio que se terminó pagando con impuestos de los bogotanos, o medidas de política pública, poco ortodoxas como el pago a pandilleros para disminuir el hurto de teléfonos celulares (en esta entrevista para Canal Capital se puede observar lo mencionado en el minuto 17:40 en adelante) Sin embargo, no todo fue malo por lo que cabe resaltar tres aspectos positivos concretos que se llevaron a cabo en su alcaldía:
- Protección animal: prohibición de uso de animales para trabajos y cierre de la Plaza Santa María para toreo.
- La creación de los CAMAD (atención a consumo dependientes para su respectivo tratamiento).
- Construcción del metro cable de Ciudad Bolívar (del cual ahora Peñalosa quiere llevarse los créditos).
Pese a algunas buenas obras, la política no puede quedarse en su mayoría en buenas intenciones y no se pueden despilfarrar los recursos que son sagrados porque todo gasto público se convierte en impuestos en el largo plazo.
El exalcalde Petro, como bien lo muestran algunas de las cifras, ha ido en contravía de su discurso público y no debería seguir improvisando y jugando al ensayo y error. Los datos no le ayudan.