El pasado 19 de abril, el alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, dio un paso importante en su idea de que la capital sea una ciudad más moderna inaugurando, junto con la Empresa de Telecomunicaciones de Bogotá (EPM), un gran Gaming Center en el barrió Chicó a la altura de la calle 90 con carrera 15. Este cuenta con 300 metros cuadrados en los que se encuentran consolas, árcades y simuladores de carreras que pueden ser disfrutados por todos los fanáticos de los videojuegos.
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Galán entendió el gran impacto que está teniendo la industria de los videojuegos en el mundo y el aumento exponencial de la cantidad de fanáticos de estas herramientas que además de que ya están dejando de utilizarse solamente como un mero ocio y están pasando a ser consideradas incluso como deportes, generan anualmente a nivel global más de USD 400.000 millones.
ETB solo dio el primer paso
Pero, el Alcalde que ya completó su primer semestre en el cargo no era el único que tenía entre ceja y ceja llevar a cabo un proyecto de estas características, puesto que Movistar, filial de la española Telefónica que tiene a Fabián Hernández como presidente y que es un gran competidor de ETB en el mercado de las telecomunicaciones, ya estaba desarrollando uno similar.
También lo montaron en Chapinero, pero unas cuadras más al sur, específicamente en la calle 75ª con carrera 20c en el barrio San Felipe. Pero su apuesta fue mucho más ambiciosa, puesto que al complejo al que bautizaron como Movistar Game Club le destinaron en total 1.000 metros cuadrados, más del triple del tamaño que tiene el de ETB. Además, hicieron alianzas estratégicas con grandes empresas como Samsung, Lenovo, HP, Logitech, Warner Play y Red Bull, quienes prestarán tecnología y otro tipo de servicios para mejorar la experiencia de los usuarios.
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