Hace 20 años éramos algo más de 42 millones de colombianos. Las tecnologías de las comunicaciones nos estaban transformando a pasos de gigante. Sin embargo, en el 2000, pocos imaginaban la revolución que traerían las redes sociales, internet móvil, “big data” y tantas otras en nuestras vidas y que llegarían pocos años después. Si nos hubieran hablado de computación en la nube, de suites virtuales como zoom o teams, de Uber o Airbnb, habríamos levantado los hombros incrédulos.
En Colombia, en el 2000, impulsado de buena fe por el gobierno Pastrana, estaba en marcha el proceso de paz con su zona de distensión más grande que el área de Suiza, más de 3.000 secuestrados y el año culminaba con 38.000 muertos por la violencia, año récord. Se iniciaba el Plan Colombia, con aspersiones aéreas a la lata y la promesa de reducir el área cultivada de coca a la mitad en un plazo de cinco años. Fue el año de inicio de operaciones de Transmilenio en Bogotá. En los Estados Unidos, finalmente, Al Gore reconoció su derrota frente a George Bush después de inmensas dudas acerca de la votación en Florida y Fujimori fue destituido después de diez años de mieles en el poder.
Las suscripciones de la telefonía celular, unas panelas costosísimas, crecían a tasas anuales de dos dígitos. El número de suscriptores en Colombia, era, en diciembre del 2000, de 2 millones doscientos mil y la gente se preguntaba en qué momento las móviles iban a superar a las líneas fijas, que eran algo más de 7 millones. Los operadores dominantes eran Comcel y Bellsouth (antigua Celumóvil). Todavía era la época de la larga distancia, aunque ya el monopolio de la misma, en manos de la tradicional Telecom hasta el 98 (“llamada a Manizales, cabina 8...”), se había roto por parte de Orbitel y Etb que, con poca visión, se gastaron una millonada en adquirir la licencia de un negocio que en pocos años se desplomaría.
Hace 20 años los celulares eran unas panelas costosísimas y solo servían para hablar. El mercado ofrecía aparatos Nokia, Ericsson, Alcatel. Acceder a internet era posible por las suscripciones a los hogares o las oficinas y los jóvenes de hoy sonreirían ante los anchos de banda que los operadores ofrecían, inferiores, por supuesto, a media mega. En total, en Colombia, el Ministerio de Comunicaciones estimaba que había algo menos de 900.000 usuarios de internet.
Google ya era una realidad, aunque con la velocidad de entonces resultaba imposible consultarlo con la frecuencia con que hoy lo hacemos. El navegador preferido era Netscape.
Veinte años de sorpresas. Desde las Torres Gemelas, la rebelión del medio ambiente en la forma de Katrina en el 2004 y de los incendios en el 2020, de la crisis económica del 2008, el auge de los movimientos de extrema derecha, de la xenofobia , del brexit , un presidente gringo que desconoce los resultados, la pandemia del 2020 y la peor recesión a escala mundial desde 1945. Y, por acá, con todos los defectos del proceso de paz, el 2020 tiene a unas Farc desmovilizadas y registra una reducción dramática del número de muertes violentas y la desaparición casi total del secuestro, aunque el número de asesinatos de líderes sociales y de masacres comienza a aumentar a niveles preocupantes. Del área cultuvada de coca, ni hablar: superior a la del inicio del Plan Colombia, una sorpresa frente a la expectativa del 2000.
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El año de la revolución fue el 2007, comenzando por la reinvención del móvil que, se convirtiría también en consola para escuchar música y el dispositivo crucial para acceder a internet
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La tecnología sí que nos ha sorprendido. Las innovaciones nos llegan de manera permanente, tanto que, al cabo de pocos meses nos parecen normales. Según Thomas Friedman, el autor de La tierra es plana, el año de la revolución fue el 2007. Comenzando por la reinvención del móvil que, gracias a señores como Steve Jobs, además de dispositivo telefónico, se convirtiría en la mejor consola para escuchar música y en el dispositivo crucial para acceder a internet. Y, por si fuera poco, el IPhone se volvió la plataforma para alojar aplicaciones que adquirimos en los almacenes virtuales entre millones de ofertas. En el 2006 había sido creada Facebook y en el 2007 se fundó Twitter. Amazon se inventó Kindle, de modo que el comercio en línea de libros se disparó de forma exponencial. Computación en la nube, el big data, Watson, el computador inteligente de la IBM, datan del 2007. Lo que se vino luego, lo conocemos todos.
Ha cambiado la geografía de las telecomunicaciones: más proveedores asiáticos, especialmente chinos y también coreanos.
En Colombia, el número de suscripciones móviles en 2020 supera el de habitantes, lo que, como se sabe, no significa cobertura total por el hecho de haber suscriptores con varias líneas. En cuanto a internet, el Ministerio de las TIC calcula que hay 7.6 millones de accesos fijos (a hogares, básicamente) y 29 millones de accesos a internet móvil.
La pandemia ha acelerado el uso de las tecnologías de la información. Se pide comida a domicilio, se compra en línea, se teletrabaja y se teleestudia. Una proporción mayor de consultas médicas se gestiona en línea y algunos tipos de citas transcurren ídem.
Pese al aumento en el uso de internet, de la velocidad, del número de dispositivos, las brechas son aún enormes. Cerca de la mitad de los hogares colombianos siguen sin acceso. El campo ha sido el principal damnificado. Departamentos en nuestras costas, en los antiguos territorios nacionales, tienen graves problemas de conectividad.
Internet, especialmente el móvil, ha cambiado nuestras formas de vida. La garantía de acceso para todos es una prioridad de primer orden.