Nadie como el entrenador portugués para devolverle la confianza a sus cracks. Zlatan Ibrahimovic nunca fue más temible que en el Inter, Ronaldo rompió récords en el Real Madrid e Iván Ramiro Córdoba levantó una Champions por su inspiración. Con su llegada al Manchester United no solo los hinchas de los Diablos Rojos tienen la esperanza de recuperar su grandeza. Jorge Mendes convenció a “Mou”de contratar al colombiano. Al técnico portugués le gustó tanto la idea que ya empezó a llamar a James Rodríguez para decirle, no solo que va a contar con él, sino que será el eje de la refundación del ManU. Incluso dicen que ya tiene un número, el 7, la camiseta que usó Beckham, Cantoná, Ronaldo, todos los jugadores míticos del club.
James es como un niño que necesita la alegría del juego. Depende de entrenadores que lo mimen, que lo traten como lo que es: un superdotado, un crack. Por eso fue importante en el Porto de Vilas Boas y en el Real de Ancelotti. Contrario a lo que se piense Mou, sabe muy bien cómo tratar a sus soldados. Piensa tanto en la alegría de sus jugadores que en las ruedas de prensa se convierte en el monstruo egocéntrico que acusa arbitrajes, que compromete técnicos, que absorbe toda la presión mediática para que sus pupilos sólo tengan una preocupación: ¡Ganar! Y a James eso es lo que le gusta, lo que le obsesiona.
La transacción rondará los 80 millones de euros y en Manchester se empieza a prender la 'jamesmanía'. A pesar de su mala temporada con el Madrid el prestigio del colombiano está intacto. Su buena actuación en la Copa América Centenario, a pesar de estar lesionado de un hombro, así lo confirma. Será un placer ver a James vestido de rojo, lleno de confianza, respaldado por un técnico experto en mimar a los chicos malos, que la única vez que ha fracasado ha sido con Balotelli pero que ahora le abre los brazos a nuestro crack y le da el respaldo para que resucite el 7, el número que más le gusta a la gente que llena cada domingo el Teatro de los Sueños
