Con el pasar de los años y de las oprobiosas administraciones que han pasado por la dirigencia de la ciudad, el tema del mototaxismo había sido tratado con desdén, como una problemática de un selecto grupo de trabajadores informales, hasta ahora.
Las revueltas aclamadas y llevadas a cabo por el gremio mototaxista son a todas luces legítimas para algunos e improcedentes para otros; aunque, a juzgar por la situación de caos que vive la ciudad de Cartagena, sumado a la poca confianza institucional, estas protestas pueden ser un arma de doble filo.
Si bien es cierto que este gremio protesta contra la nueva medida impuesta mediante decreto sobre el pico y placa, su mesa directiva pretende una regularización de este medio de transporte (con implementos de identificación para cada moto, instrucciones sobre educación vial, entre otras), aunque su regulación será la estocada final para el mototaxismo en Cartagena.
La regularización del mototaxismo generará una protección institucional para cada hombre o mujer perteneciente a este gremio. Esta será una decisión que quedará marcada en los libros de historia de esta ciudad. Esta “supuesta” lucha libertaria por los derechos de unos indefensos trabajadores también llegará a ser su final. La última palabra la tendrá el alcalde Dau después de contadas reuniones de negociación con el gremio mototaxi, pero esto es lo que se avizora.
Esperemos que este gremio, que tantas canas verdes le han sacado a la administración con el dichoso cuento de que quieren ser legales, no comience a bloquear las vías después de regularizados, cuando las autoridades empiecen a exigirle todos los requisitos de ley a cada uno, por ejemplo: SOAT al día, nada de multa, prohibido salir un día pico y placa, nada de infringir las normas de tránsito, tener sus demás seguros en regla; en otras palabras, todo lo que se le pueda exigir a un grupo bien constituido.
Con este panorama tan caldeado, creo que ya tienen un gremio bastante fuerte, que pasó de ser un grupo de humildes trabajadores a convertirse en una religión y una legión, pero la cura saldrá peor que la enfermedad. Su “legalización” no les conviene, ya que, por lo general, las quejas de sus pasajeros y actores viales es que son infractores natos de las normas de tránsito, a eso sumémosle que casi siempre tienen los seguros vencidos y que a veces salen el día que no les corresponde.
La realidad sea dicha, pueden causar el efecto contrario para sus intereses, aunque al usuario le convenga y quizás es mejor así; ¿se imaginan una tarifa única de carreras en toda la ciudad? Eso puede pasar si están regularizados y censados, el ejemplo palpable serán los taxistas.
La lucha patriótica, desinteresada y honorable tendrá efectos a largo y corto plazo para este gremio que ha puesto a las administraciones a caminar en pro de sus intereses, pero Dau ahora mismo tiene el poder de decisión para acabarlos o hacerlos surgir y convertirlos en un modelo en el ámbito continental. Ya veremos si mis predicciones se cumplen.
Posdata: Mi propuesta como ciudadano es que también se cree una comisión de disciplina para el mototaxista, compuesta por abogados y personas del gremio en número impar. Su función será decidir sobre todas las causas disciplinarias imputadas al mototaxista, por ejemplo: faltas contra el cliente, faltas de tránsito, mal servicio, denuncias de actores viales; asuntos que ninguna otra jurisdicción admita. Creo que así existirá un escenario jurídico que proteja al usuario.