En 2011 fue lanzado en Venezuela el programa Gran Misión Vivienda, orientado a resolver el grave problema de los venezolanos sin techo, al cual podemos calificar como de rotundo éxito: en escasos nueve años, ha entregado tres millones 100.000 soluciones habitacionales; eso sí, en nada parecidas a nuestras viviendas de interés social e interés prioritario, que más bien parecen cajas de fósforos.
A raíz de la entrega de la última solución, han vuelto a la memoria de un reconocido columnista venezolano, cuyo nombre no recuerdo, las respuestas que el responsable de las agresiones de EE. UU. contra la República Bolivariana de Venezuela, Elliott Abrams, le dio en 2019 al Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes, al ser requerido para que explicara lo que allí estaba realizando y las razones para hacerlo.
En tal intervención, quedó al desnudo la esencia de la política exterior del imperio, como puede verse en los siguientes apartes.
Dijo el señor Abrams:
- “Imagínense por un segundo, señores representantes, que dejáramos gobernar a los chavistas sin ponerles trabas, sin hacerles la guerra, permitiéndoles hacer sus proyectos sociales sin tomar en cuenta nuestras empresas y socios (…)".
- “Nosotros, que somos los campeones de la democracia en el mundo (…) ¿vamos a permitir acaso que en Venezuela sea exitoso el socialismo? ¿Pueden ustedes creer lo que eso provocaría en toda América Latina?".
- “¿Ustedes pueden imaginarse lo que representa construir tres millones de viviendas sin la participación de la empresa privada? ¿Cuál sería el destino de nuestro modelo si no intervenimos allí en los proyectos de salud o educación, en la formación de sus militares y en la adquisición de los elementos para su defensa?".
- “Por lo tanto, el que no esté con nosotros debe pasar por las más dolorosas privaciones, las más terribles inseguridades, las más penosas necesidades de todo aquello que durante tanto tiempo disfrutó, teniéndonos por aliados y sostén de sus costumbres, de sus hábitos y entretenimientos más preciados”.
Más claro no canta un gallo. Esos son los motivos de las agresiones contra la Revolución bolivariana y a eso deberá atenerse todo pueblo que quiera optar por caminos distintos al querer del imperio. Eso lo confirman programas como el antisandinista Irán-Contras, o los que se han desarrollado contra otros pueblos que por desgracia fallaron en el intento, o están sobreviviendo en él, como Cuba, Venezuela y Nicaragua.
Pero muy especialmente tenemos que tenerlos en cuenta los colombianos, especialmente hoy, que estamos siendo utilizados como ingrediente de un suculento plato que está cocinándose con carne y sangre venezolanas, en la más gigantesca estufa de gasolina que hay en el mundo, sus reservas petroleras.