Moore, Richard Moore, con licencia para aplastar a Trump

Moore, Richard Moore, con licencia para aplastar a Trump

Aunque el documentalista no sabe tanto de política como de cine, con 'Fahrenheit 11/9' quiere perjudicar la posición del actual presidente de EE.UU.

Por: Carlos Roberto Támara Gómez
octubre 19, 2018
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Moore, Richard Moore, con licencia para aplastar a Trump

Richard Moore el cineasta se fue a Londres la tierra que inventó el 007 para promover su película Fahrenheit 11/9 a la manera del detective mejor armado del mundo.

Moore no se anda con peripecias rituales, ni arandelas retóricas muy típicas del temperamento inglés. Ha hecho un documental para hacer el máximo daño a Donald Trump en las elecciones de mitaca; tanto como golpear además a los demócratas del establishment y dirigido a empoderar su tendencia de izquierda, esa que apoyó a Alexandria Ocasio-Cortez la neoyorquina que declara victoriosa su socialismo democrático.

“Ve la némesis de los republicanos como lo que él llama 'los vengadores': mujeres, jóvenes, 'a los que les han arrebatado el futuro', gente de color que la historia registraría 'se unieron y aplastaron las fuerzas del mal'".

Richard Moore no sabe tanto de política como de cine, pero potencia cómo la emoción de cine puede apoyar a la política tanto como sirva para ello. En estos momentos a pocos días de las elecciones de mitaca puede ocurrir lo que dice: "He visto películas en las que estás tan revitalizado que al final de la película, no puedes esperar para salir del teatro a hacer algo". Y aquí en esta decisión impera un debate interior que le interesa hacer explícito, concentrando una consigna de psicología política de extraordinaria eficacia, diferenciando entre esperanza y optimismo. He aquí cómo lo explica:

"En este momento, tengo la esperanza de que alguien me alimente hoy", dice. Pero esa esperanza es pasiva. Puede despertar su apetito, pero la decepción será aún más aplastante si no está satisfecho. En cambio, explica, el optimismo es constructivo, estratégico. "Estoy en un país del primer mundo, y en algún lugar tengo una billetera con una tarjeta de crédito y algo de dinero en ella". Entonces el optimista en mí tiene credibilidad, porque es seguro decir que comeré. ¿Eso tiene algún sentido?”. Lo reflexiono, y creo que sí. Si bien la esperanza es pasiva, el optimismo determina las acciones que tomaremos”. Aquí, entre comillas habla Moore; el resto es la ilación del reportero.

El votante demócrata que se quede en la esperanza no es optimista. Es poder del cine darle alas al optimismo. Durante la película te conminas a actuar como el héroe que has estado esperando ser. Tú eres el héroe de tu propia película.

Esto puede ser más eficaz que un twitter, o cualquiera pseudo acción, o acción pasiva a través de las redes. Por eso Moore ha ido a Londres donde está la sede del poder simbólico del 007 en que necesita convertirse tanto la película como el poder votante demócrata. La capacidad de Moore para interpretar la democracia podría ser increíblemente certera. Y tiene un antecedente que hace parte de la historia del cine: en la primera y segunda guerra mundial, el cine galvanizó el poder de los soldados americanos; al mismo tiempo que empoderó a la potencia imperialista norteamericana todavía en ciernes. Y eso estuvo financiado por el gobierno de los Estados Unidos. El cine es parte de la trinchera.

“Tenemos un poder el 6 de noviembre para aplastar a Trump, los súper ricos que están encantados con su actuación, el antiguo establecimiento de hombres blancos que cree que van a seguir con el espectáculo, cuando su show fue largo, largo".

Moore no se desgasta posicionándose a favor del establishment demócrata al que más bien denuncia: “En la película de Moore, la expresidenta demócrata de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, abofetea a una joven votante de izquierda con: "Tengo que decir que somos capitalistas, así es como es". Pero es sorprendente que en 2018, casi tres décadas después del final de la guerra fría, en la nación de los temblores rojos y el macartismo, en la ciudadela del capitalismo de libre mercado, las encuestas muestran que la mayoría de los estadounidenses más jóvenes prefieren el socialismo al capitalismo, "le guste o no a Pelosi", dice Moore”.

Ahora, bien estamos haciendo esto solo tras haber visto el tráiler de la película. Moore debe ser ahora mejor cineasta para lograr lo que pretende. La película no es per se instrumento político si su hechura no representa la capacidad estética del cine de convertirse en motor de la acción política que busca.

Así el movimiento de Moore hacia Londres está dirigido por ahora a lograr la plena distribución de la película para que la motivación que conlleva surta el efecto de movilización que ha buscado con su realización. Moore sabe que la escasa imagen de Trump en Londres puede facilitar un atractivo público más independiente de su esfera de influencia. Moore escoge una mejor cancha para divulgar su película.

En algún momento antes de su realización Moore señaló que las formas como la prensa ha atacado a Trump no son eficaces y que develaría claves de cómo debe ser enfrentado. Por ahora esa dilucidación entre esperanza y optimismo es un buen punto pero siempre y cuando la película detone la restante carga de profundidad que nos tenía prometida.

Moore tiene algo a favor y lo sabe: el momento político es su oportunidad. Es tanto el daño causado por Trump que la conciencia del mundo no escatimaría darle la razón a Moore y esa conciencia ayudaría a empujar al elector norteamericano.

Pero esto todavía no es tan simple, hay que desenrollarlo de la manera capitalista. Moore tiene exigencias de público que si no va a las salas de cine no le permitirá recuperar su inversión y si esto no ocurre no solamente se quiebra también pasa a ser un mal ejemplo en vez de cumplir el papel político social que impulsa. Esto devela que contra la osadía de su movimiento político cultural puede encontrar de enemigo la cultura del rating que no siempre deja de estar manipulada por sus enemigos más enconados: los capitalistas que precisamente apoyan a Trump. Moore lo sabe, conoce el territorio en que juega; por eso se fue a Londres a armar la distribución de su película a la manera del detective mejor dotado del mundo.

"Personas como Sanders y yo, y Alexandria [Ocasio-Cortez] y Rashida [Tlaib, un demócrata socialista que se convertirá en la primera congresista musulmana], seremos quienes dirijamos el barco, y haremos las cosas de manera diferente que los demócratas en el pasado. Básicamente, les daremos a las personas lo que quieren: igual remuneración para las mujeres; poner fin al encarcelamiento en masa de los negros; proteger los derechos reproductivos de las mujeres; creando un salario digno para todos”.

Me gusta ese programa para Colombia cambiándole algunos énfasis. Fahrenheit 11/9 puede ser una plataforma del socialismo democrático del mundo. Gracias Robert Moore por develarnos la esencia 007 que todos tenemos con nuestro voto y cómo trocarnos desde la esperanza al optimismo.

Notas. Las notas son tomadas de una entrevista en The Guardian, periódico londinense: Michael Moore: 'Tenemos el poder de aplastar a Trump, firmada por Owen Jones, traducida por Google.

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