No se pudo comenzar el desarme en la zona veredal de Montañita, Caquetá, y acá esa fecha aún se ve lejos. El container se siente lejos. La zona de agrupación lleva una semana pero todavía no está ubicada en el terreno definitivo.
En la vereda Agualinda hay una lona verde que delimita la zona donde están los frentes 3, 14 y 15 de las FARC, más 4 miembros de la Teófilo Forero, pero la zona veredal debe quedar a un kilómetro abajo sobre la carretera. En la zona definitiva al día de hoy hay movimiento de tierra y una caseta de lona verde y guadua para guardar el material. Trabajan 3 volquetas removiendo tierra, un bulldozer y una retroexcavadora.
En la zona veredal provisional el campamento es limpio. Hace una semana y un día el terreno era un potrero. Hoy los más de 350 guerrilleros duermen en los mismos cambuches que tenían en la época del combate. La infraestructura debía ser provista por el gobierno, pero hasta ahora solo se han entregado los tanques de 6000 litros de agua, tres televisores, implementos de cocina y, de manera intermitente, raciones de productos de aseo.
Todo el campamento fue levantado por los guerrilleros, con los materiales que traían y los palos del monte lindante. Cada día un carrotanque con 20,000 litros viene y abastece los tanques de agua, que aun así tienen que ser ayudados por una motobomba que consiguió la guerrilla y que tienen en la cañada debajo del campamento. Esta caña es la arteria de la zona; tanto así que fue la razón para cambiar la zona veredal de transición de El Carmen, donde debía haber sido, ha Aguabonita, donde es. Allá no había ningún tipo de provisión de agua posible, y la guerrilla se opuso a depender de los carrotanques.
La comida, provista por el gobierno, ha fluido con regularidad. Pero muchos cuentan que comían mejor en el monte, pues tenían verduras y frutas en abundancia, lo que acá escasea. El almuerzo de ayer fue carne con guiso, arroz, yuca frita y una capa de cebolla y repollo sobre el arroz. La tropa come y cada uno lava su propio plato del agua que corre de los tanques directamente.
Los trabajaos no paran. Se siguen construyendo ranchos de postes de madera y paredes de lona, pues la sensación es de escepticismo sobre la entrega de la zona veredal definitiva. Cada guerrillero tiene su labor, que solo es interrumpida a las 3 de la tarde por los partidos de fútbol que juegan, a veces entre bloques, a veces mezclados. La estructura mental comunista se evidencia incluso acá, pues se tiene que formar con los voluntarios para jugar, y luego si arrancá el partido.
El orden es un lineamiento más, y por eso cada tienda tiene todo, lo que trajeron y lo que provee el gobierno, alineado en fila y muchas veces en orden de tamaño. Los baños, todavía en el monte, quedan a 20 metros de donde empieza la selva. A las 4 se levantan todos, y a las 9 y media se pagaron todas las luces. Los últimos en dormir, 27 hombres, se trasnocharon viendo la entrevista de Yamid Amat a Iván Márquez, quien es oriundo de este Caqueta.
En este campamento la vida cotidiana desplaza todo el debate a nivel nacional. La dejación de armas aún no se escucha y entre los guerrilleros rasos los días transcurren en la selva solo sin rematar un tiro.
Artículo y fotos: Juan José Jaramillo - Las2orillas
