Mompós es un lugar lleno de un realismo mágico. Representa uno de los destinos turísticos más importantes de Bolívar y de la costa Caribe.
Entre el miedo y el esperanzado optimismo, las ciudades que viven de su oferta turística son conscientes de su adaptación a la nueva normalidad, donde deben adoptar adecuadas normas de bioseguridad y estar dispuestos a satisfacer las necesidades de los visitantes.
Ahora bien, se prevé que la falta de movilización aérea y la utilización de ciudades de poca afluencia darán paso a un turismo selectivo; con ello los pueblos patrimonio serán mirados como buenos destinos. Mompós no será la excepción, más porque ahora tiene acceso más fácil: el puente sobre el río Magdalena, Roncador y Santa Lucía lo acerca más a Cartagena, disminuyendo en una hora el trayecto.
Por otro lado, la alegría, la cultura, la espiritualidad y la amabilidad de su gente son marcadores importantes para el turismo a reactivar. Además, la belleza de la población, la biodiversidad, los paisajes y naturaleza circundantes de este lugar lo hacen un destino turístico excelente.
No es un turismo de aventura, de aglomeraciones, ni de desorden. Este es un pueblo patrimonio que irradia tranquilidad y que invita a un verdadero descanso, a la relajación y al encuentro consigo mismo, haciendo que los visitantes se interesen por los hechos históricos y viajen hacia los tiempos pasados (haciendo méritos y reconocimientos a nuestros ancestros).
Es claro que ante esta nueva realidad Mompós ofrece al visitante más de 30 atractivos de toda índole: ecológicos, religiosos, culturales, entre otros. Y eso no es todo, el solo hecho de utilizar la ruta del sol desde Bogotá o la carreta desde Cartagena o Medellín hace que en el camino se encuentren muchas poblaciones con ofertas gastronómicas, artesanales y culturales importantes, que hacen más ameno y gratificante el recorrido, convirtiéndolo en una experiencia inolvidable.
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Con la cancelación de la Semana Santa y Festijazz, cualquier ocasión es propicia para mostrar toda esa riqueza natural, cultural, arquitectónica, gastrónomica y artesanal (orfebrería, ebanistería y alfarería). Hay mucho por conocer y explorar:
- Mompós y sus joyas bellísimas de filigrana en oro y ahora en plata trascienden el ámbito internacional con diseños muy variados, que incluyen los de Luis Guillermo Trespalacios, en cuya casa museo puedes entender esta técnica y conocer las generaciones nuevas de joyeros creativos e innovadores.
- La alfarería con sus columnas de cerámicas en vidriado chino y macetas de barro.
- La herrería, una muestra de auténtica herencia española que se evidencia en cada una sus ventanas y balcones con hermosos diseños en hierro.
- La gastronomía caribe con sus sabores, saberes y sazón se traduce en mote de queso, pato ahumado, pebre de posta negra, salpicón de bagre salado, cabeza de gato, asaduríta y las inigualables longaniza, butifarras ahumadas. No podemos olvidar los quesos de capas, de diferentes tamaños e interminables telillas, que invitan a degustar nuevamente, al igual que el dulce de limón y los casabitos, que se han convertido en emblema gastronómico local. Así mismo, no se puede dejar de probar la variedad de bollos de mazorca, yuca, plátano y limpio, los cafongos, el dulce de leche, las arropillas, las almojábanas y los vinos de fermentación casera (corozo, naranja agria, tamarindo y mamón).
- Su tradición de fe y religión lo sitúa como un destino turístico religioso. Mompós es tierra de Dios y se reafirma en su seis iglesias y su capilla, las cuales hacen parte del atractivo turístico de la villa y juegan un papel protagónico en las procesiones de Semana Santa. Son la más antigua Inmaculada Concepción erigida en 1541 y en orden de construcción: Santo Domingo, San Francisco, San Agustín, Santa Bárbara, San Juan de Dios y, por último, la capilla del cementerio, construida en el año 1819.
- Su centro histórico es de los más conservados de hispanoamérica, retando al tiempo y preservando sus tradiciones se ofrece al turista con sus tres museos, su hermosa Albarrada (recreada por su río Magdalena) y cada esquina, cada plaza y cada calle.
- La naturaleza tiene especial protagonismo con el paseo a la ciénaga de Pijiño y su exuberante verde, su variada flora y fauna de la región, como también el paseo vespertino de arriba abajo por el río, en un seguro y alegre planchón; un plan donde se aprecia desde el río los colores de la tarde y de la hora malva al caer sobre el hermoso pueblo.
- La oferta hotelera es buena y a todo precio, se ajusta a cualquier bolsillo.
Mompós, ciudad valerosa, hermosa joya colonial y ciudad culta, se llena de orgullo por ser patrimonio histórico y cultural de la humanidad, declarada por la Unesco desde 1995. Por eso con ojo vigilante y tesón nos estimula a luchar por conservarla para las generaciones futuras.