A España no pudieron entrar porque decir Puto en la segunda década del siglo XXI es un síntoma inequívoco de homofobia. En México sus colegas los miran mal por todas esas pestes que han dicho de Maná (”Aquellos niños descafeinados que ni siquiera saben componer una canción) y de Paulina Rubio, la rubia de plástico. Molotov no está en el juego de conquistar jovencitas rosas, Molotov tiene su público y ese es el mismo que va a ir de vuelta a verlos en Bogotá este miércoles 16 de diciembre en el Julio Mario Santodomingo.
Todos éramos muy jóvenes a mediados de los noventa y, al menos en mi cuadra, nadie tenía internet. La única manera de enterarnos de lo que pasaba lejos de los cerros que surcan el Valle de Cúcuta era por MTV. Allí, en 1997, los vi por primera vez. Gimme the power resultó una de esas canciones-proclamas con las que uno podía salir a la calle insuflado del convencimiento y de las ganas de enfrentarse con el más poderoso escuadrón de la policía.
Contestatarios, irreverentes e independientes, Molotov fue una cachetada de la juventud a las políticas neoliberales que azotaban el México de Carlos Salinas de Gortari. Nadie como ellos para gritarles Putos de frente a los políticos. Decirles Putos a todos esos niñitos bien que creían que el rock lo había inventado Fher el de Maná. Tener rabia y decirlo cuando nadie más se atrevía.
Todo da rabia, las protagonistas de telenovela llorando frente a una cámara, los chicos andando con sus discman enajenados en los centros comerciales, los comunistas sectarios que piensan que el humor es enajenación. Los que no pertenecíamos a partidos políticos, los apáticos, los que íbamos del club a la casa, supimos que existían luchas sociales gracias a Micky Huidobro, Tito Fuentes, Paco Ayala y Randy Ebright, la misma banda que tocará dos décadas después en el Julio Mario Santodomingo.
Si, vendrán con cuatro discos más que les ha ayudado a posicionarse entre los más jóvenes, pero, no nos vengan con cuentos, para nosotros, para mí y el combo grande de barrigones que iremos el miércoles en la noche, será como retroceder en el tiempo y vivir de nuevo los años ingenuos y felices en los que creíamos que todo iba a ser posible.