En la medida en que China adquiere más presencia internacional se hace menos atractivo para algunos países el modelo en crisis del orden liberal-occidental, que no proporciona el marco para generar una respuesta a escala global. Siendo hoy el único país que quizás pueda desafiar de forma verosímil la hegemonía estadounidense (pulso que le ha costado a la economía estadounidense 300.000 puestos de trabajo). Sin sobredimensionar sus verdaderas capacidades, porque históricamente las naciones con demasiada población (China 1.398 millones de personas) tienen una menor capacidad de proyectar su futuro, "puesto que una cosa es ser la economía más grande, y otra, es ser la economía más desarrollada del mundo" (Antonio Ortegas - Universidad de Granada). Entendiéndose por desarrollado, un país que dispone de un sistema productivo moderno y eficiente, con alto nivel comparativo de sus magnitudes económicas, un elevado índice de desarrollo humano (IDH), y amplia y compleja red de servicios.
Capitalismo chino "autoritario", híbrido de una economía liberal, en el que el 51% de la participación accionaria en las grandes empresas pertenece al estado, no solo como vía de supervisión económica, sino también como posición de poder. Lo que impide la aparición de un contrapoder al mandato del único partido, concentrando en Deng Xiaoping el gran protagonista del aperturismo económico chino (máximo líder desde 1993, secretario general del comité central del partido comunista, presidente de la comisión militar central y de la república popular), con mucho más poder que el que tuvieron sus antecesores cercanos.
Especie de monarquía ilustrada, que lleva a constituir un país en el que el propio partido sostiene "conocer mejor las necesidades de la ciudadanía que los propios habitantes" y que quiere en los próximos 30 años moldear el orden mundial, para colocar a su nación como referente y legitimar su sistema de gobierno. País cuya apertura económica debe ser considerada como un asunto de interés global, integrándola al sistema financiero mundial, dado que la última vez que surgió una potencia hegemónica el mundo sufrió la Gran Depresión (crisis financiera de 1939), y puesto que "nunca el mundo ha tenido tanto interés en China, ni la ha necesitado tanto" (Diario del Pueblo- Pekín 2018).
No existiendo en China, el respeto a unos derechos adquiridos y a unas libertades que en los sistemas democráticos se dan por supuestos, en los que se cree firmemente en el individuo y en el pensamiento propio. Principalmente en lo referente a la libertad de expresión y a la vigilancia masiva de la población, que en China con las nuevas tecnologías es cada vez más difícil de evadir. Sistema de vigilancia y control estatal, donde las personas se califican unas a otras en función de su comportamiento y a sus interacciones con los demás, que recopila datos individuales para ver cómo las personas se comportan en sociedad y que, además, las premia o castiga sumando o restando puntos. Lo que se constituye en una amenaza a los derechos humanos globales, derivada de un "gobierno de la represión y no del consenso popular".
Puntuación mediante la cual las personas podrán (o no) tener acceso a créditos bancarios, a cupos en las universidades, a ocupar cargos públicos, o la posibilidad de comprar un vehículo, coger un tren o subir a un avión. Que como en cualquier sistema totalitario, el gobierno siempre espera de sus ciudadanos que denuncien a quienes no se comportan como debieran, porque si uno actúa fuera de lo estipulado y otro no dice nada, se convierte en cómplice e igualmente culpable. Lista negra de ciudadanos con poco crédito social, donde también se insta a las empresas a previamente consultar, antes de contratar personal, o hacer cualquier tipo de negocios. Estado que asegura "que no monopoliza la vida privada de sus ciudadanos" (?), pero que en la realidad, si impide la movilización en su contra con un poder centralizado, dando hacia afuera una falsa imagen de pluralismo político.
Situación que se puede observar en el tratamiento que dan a los "sujetos molestos" al gobierno —sean disidentes políticos, abogados de derechos humanos o activistas de causas sociales— que son condenados a largas penas de cárcel. O en el regreso de los procesos de reeducación (purgas de la década del 70), en los que se sanciona a los decanos de las facultades, si se observa algún desvío de las políticas del partido. O en contra de grupos étnicos minoritarios reconocidos oficialmente (56 etnias en 34 provincias, 5 regiones autónomas y 2 regiones administrativas especiales), como los musulmanes uighures (descendientes de pueblos indoeuropeos y originarios de la región de Xinjiang), en un territorio que se halla en medio de una violenta represión religiosa (que incluye hasta la existencia de enormes campos de concentración). O sus acciones en áreas de disputa con otras naciones, donde construye en el océano islas artificiales. Como también su advertencia "de intervención militar", a los intentos de Taiwán de buscar su independencia (isla rebelde desde el fin de la guerra civil china en 1949) y las continuas manifestaciones de Hong Kong (antigua colonia británica en el sureste y territorio autónomo junto a Macao), como reacción a sus abusos y extralimitación política en ese territorio autónomo.
Partido-Estado único que monopoliza toda la vida de la nación y que cuenta con una creciente burguesía dentro de su élite dirigente, que considera a Mao Zedong (su principal ideólogo 1893 - 1976) como una figura de contrapoder, al dejar atrás el letargo y la pobreza de 10 años de Revolución Cultural Proletaria (1966 a 1976). Lo que también incluye asegurar que su población no esté expuesta a ideas democráticas liberales, no habiendo tampoco lugar para la experimentación política; siendo los ciudadanos chinos libres como consumidores e inversores, pero no como participantes en la sociedad civil o en el debate cívico.
"Si China aplicara la democracia parlamentaria del mundo occidental, el único resultado sería que mil trescientos millones de chinos no tendrían suficiente comida para alimentarse, provocando un gran caos global. Y lo que de ahí en adelante suceda, no conduciría a la paz y a la estabilidad del mundo" (Jiang Zemin, exsecretario general del partido comunista chino de 1989 a 2003).
