La verdadera planeación tiene que hacerse con toda la población. Deben consultarse desde las necesidades y proyectos de los barrios, veredas, municipios y departamentos, hasta las demandas de orden nacional. En cualquier caso, hay que basarse en los estudios científicos, geológicos, geográficos, hidrológicos, biológicos, climatológicos, etc. De hecho, debería ser de obligatorio cumplimiento.
El más reciente ejemplo de carencia de planeación integral obligatoria es Mocoa: la deforestación, la minería incontrolada, la violación de las normas ambientales, la permisividad para construcciones en zonas de alto riesgo, son muestras de aquello. Cuando la planeación se reduce a unas meras indicaciones acerca de acciones recomendadas para buscar el desarrollo de una región, anteponiendo a las mismas el derecho a la propiedad privada y el de libre inversión, es decir, en el marco del sistema capitalista, no se pasa de un inoficioso botadero de corriente.
El calentamiento global no es una amenaza irreal, está ocurriendo. Se anuncian aumentos desmesurados de temperatura, lluvias, inundaciones, riadas, remociones en masa, e incluso tsunamis. Los témpanos de hielo en los polos se están acabando al igual que las nieves permanentes de nuestros nevados de otrora. Como acertadamente lo resume el doctor Gustavo Wilches Chaux: “Los desastres no son ni naturales ni castigos de Dios”. Los humanos somos los únicos responsables de ellos.
En todo el país sucede lo mismo. En el Quindío le permitieron a Smurfit Cartón de Colombia sembrar pinos y eucaliptos exóticos en la cordillera, a pesar de que esta empresa no ha cumplido con la ley según la cual el cauce de los ríos debe estar protegido por plantas y árboles nativos al menos en los 30 metros inmediatos en ambas orillas. Esto, sin contar los perjuicios que estas coníferas causan al medio ambiente.
Por otra parte, se permite la construcción irresponsable de altos edificios sin siquiera haber realizado la microzonificación sísmica de la región. ¿Qué han hecho efectivamente Planeación, la CRQ y demás entidades implicadas para frenar estas irregularidades? En Medellín deforestan para permitir nuevas construcciones; en Cartagena se proyectan muelles inadecuados; en Santa Marta colapsó el acueducto, se disparó la contaminación y hay barrios en alto riesgo; y en Barranquilla no resuelven el problema de los arroyos. Enumeremos mil cien municipios colombianos y en cada uno encontraremos problemas similares.
Ahora, unas 20 organizaciones sociales del Putumayo acaban de publicar un comunicado titulado “QUE LA TRAGEDIA DE MOCOA NO QUEDE IMPUNE”, donde afirman: “El Putumayo es una región cuya historia está cruzada por el extractivismo, especialmente petrolero, y en los últimos años con prospecciones mineras de gran envergadura en su parte alta, en el Valle de Sibundoy y en los cerros que circundan a Mocoa. Bloques petroleros y títulos mineros dibujan hoy el mapa del departamento por encima de ecosistemas estratégicos y culturas ancestrales, junto con los corredores viales '4G' que sirven a tales megaproyectos. Una economía transnacional que instalan allí empresas como Vetra, Gran Tierra, Amerisur, Anglo Gold, entre otras”.
La planeación y los planes de ordenamiento territorial si no son obligatorios no pasan de ser pañitos de agua tibia, simples saludos a la bandera. Las organizaciones de MINGA, autoras de este comunicado, concluyen: “para que el desarrollo económico y la inversión nunca más vuelvan a estar por encima de la vida, la naturaleza y los pueblos… ¡Recuperemos nuestros territorios para la vida digna!"