Mockus y su centro hacen todo para agradarle al uribismo

Mockus y su centro hacen todo para agradarle al uribismo

"Aún están a tiempo de tomar realmente una posición, adueñarse del papel que escogieron como oposición y dejar de estar fungiendo como un simple panóptico"

Por: Jesús Antonio Córdoba Romero
junio 19, 2019
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Mockus y su centro hacen todo para agradarle al uribismo
Foto: Leonel Cordero / Las2orillas

En la política colombiana desde el espectro del centro se ha venido instaurando una suerte de pensamiento homogéneo en torno a su supuesta labor política como los jueces o árbitros dotados de la sabiduría necesaria para, a través de la quimera de la objetividad y neutralidad, señalar lo bueno y lo malo del acontecer nacional. Cuestión más que risible y contradictoria toda vez que en política no existe dicha noción de objetividad ya que siempre las personas van a estar tomando partido en distintas circunstancias, así que seguir con esa idea de visualizarse un mundo político en torno a ellos y a su incuestionable sabiduría solo aumenta entre sus seguidores el analfabetismo político, la práctica de una lobotomía política como lo ha sugerido Carolina Sanín.

Y es que ese inmaculado centro, de manera frecuente, cae en toda clase de contradicciones y una de ellas, tal vez la más notoria, es aquella máxima sobre no seguir ni mesías ni caudillos en su movimiento. El concejal Jorge Torres, miembro del Partido Verde y uno de los grandes soportes de la visión de Enrique Peñalosa desde el Concejo, publicó el pasado viernes 14 de junio un video de agradecimiento a Bogotá por la votación que habían conseguido varios ediles mockusianos, enfatizando en que por medio de ellos “la línea mockusiana” y “el pensamiento y la ideología de Antanas Mockus” quedará bien representada en las localidades de la ciudad; esa veneración y pleitesía a la figura del politiquero Antanas Mockus es la prueba inequívoca del caudillismo y de la figura mesiánica que desde el “centro”, que encabeza la Alianza Verde, observan en este personaje. Una figura pública a la que han llegado a endiosar a tal punto que es mal visto, no importa si los cuestionamientos son justificados, el atreverse a criticar a San Antanas, propiciando aún más el deterioro de la conversación política que muchos persisten en confundir con polarización, un concepto connatural a la política y del cual no debería predicarse la carga negativa que actualmente ostenta en el panorama nacional. Deberían detenerse un momento a pesar en la carrera política de Antanas Mockus para darse cuenta de lo cuestionable que resulta esa sacralización.

En la reunión de la plataforma Defendamos La Paz, en donde participan diferentes personajes del ámbito político, hubo un instante en donde Mockus salió a proponer la puesta en marcha de un uribismo por la paz, es decir, tratar de lavarle la cara al sector político que ha hecho todo lo posible por hacer trizas los acuerdos del Teatro Colón y de paso hacerle ver a la gente que necesariamente tenemos que hacer la conversión al uribismo porque de lo contrario no alcanzaremos la paz. Es una absurda manía de querer mostrar una faceta llamativa del uribismo, que los hechos son palpables en negar; es intentar incluir a la fuerza a un sector político que de todas las maneras posibles nos ha hecho saber que con ellos el proceso de paz no va y todo por conseguir unos votos de la derecha, de esa derecha que no quiere la reconciliación, una obsesión por querer agradarle como sea a esa facción política retardataria y anacrónica del uribismo.

No puede ser que ante la vuelta del discurso de Uribe con el que pretende darle una mayor importancia y relevancia al Estado de opinión sobre el actual Estado social de Derecho o Estado constitucional, pretendiendo acabar con la institución de la JEP por miedo a la verdad que ella pueda producir en los años que le quedan de funcionamiento, el centro político del incuestionable Mockus se empeñe en legitimar y tender puentes con el uribismo, el mayor peligro que representa esa transición que necesita Colombia hacia la la verdad, la reconciliación y el perdón. El centro político aún está a tiempo de tomar realmente una posición frente a lo que significa el uribismo, adueñarse del papel que escogieron como oposición y dejar de estar fungiendo como un simple panóptico.

*Píldora para la memoria: la Alianza Verde instauró durante los días de la consulta anticorrupción otra especie de Estado de opinión en donde no importaba si las preguntas de dicha consulta resultaban inconstitucionales, era una obligación incorporarlas dentro de la institucionalidad nacional porque era el clamor de las mayorías, no importaba si con eso se violaban aspectos constitucionales ya que debía primar el sentir mayoritario de la gente; debe ser esa una de las razones por las que les gusta tanto jugar a los grandes amigos con el uribismo.

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