Para quienes no lo sepan, en el ejercicio que hice al Senado de la República fui compañero en la lista de Antanas Mockus (él era el número 1 y yo el 91). El día de la inscripción en Corferias lo pude saludar y expresarle el respeto y la admiración que tanto le he tenido.
Al momento de saberse que el profe Antanas había sido despojado de su investidura como congresista me llamaron algunas personas y otras me escribieron para decirme que en qué puesto había quedado yo para saber si había chance de llegar al Senado. Sin embargo, lo que más me llamó la atención de los mensajes enviados fue encontrar que alguien me dijo “cayó el corrupto de Antanas, sigue usted”, queriendo decir con esto que yo podía llegar a ocupar su cargo.
Si bien no estoy ni cerca, porque mi lugar es el número quince del total de candidatos inscritos por la Alianza Verde, lo que menos me interesaría es hacerlo sobre el lomo de alguien que representa la cultura ciudadana, el ejemplo de respeto por la vida y el faro de decencia del que la política carece hace mucho tiempo.
Del profe Antanas se pueden decir muchas cosas, menos que es un corrupto. Su legado ha sido implementar la cultura ciudadana, que tanto bien le trajo a Bogotá, y eso cuesta hacerlo.
Era claro que para satisfacer el deseo de muchas entidades que han querido contar con su valiosa experiencia se debía formalizar una empresa, como muchas de las que a diario creamos todos para hacer emprendimiento, pero no para corrompernos, sino para enseñar cómo no hacerlo. Sin embargo, una falla de quienes lo asesoraron en este caso lo hicieron pecar y eso conlleva a que la justicia obre sin titubeos, algo para lo cual Mockus también da ejemplo de grandeza.
Encuentro que ahora que pretendo ser candidato a la Gobernación del Meta, mi postura de respaldo a la filosofía de Mockus implica que la misma no caiga bien dentro de quienes pueden ser mis electores, pero es mi deber dejar claro que no puedo plegarme a las posturas usuales de los políticos de nuestro país.
Si bien Antanas es un ser no solo admirable y respetable por todo cuanto ha hecho, considero que su principal legado en mí no es mi fanatismo por él, sino la enseñanza que me deja tras entender que el país no es el producto del trabajo de un solo hombre, sino el resultado del engranaje que debemos hacer entre todos para cambiar nuestra cultura y convertir a Colombia en un mejor vividero.
Lo grande de Mockus fue hacer el camino, pero es nuestro deber seguirle la huella, así a algunos eso no les guste.
