Mitos y verdades sobre la llegada del fentanilo a Colombia y su efecto en el negocio de la coca

Mitos y verdades sobre la llegada del fentanilo a Colombia y su efecto en el negocio de la coca

Acaba de concluir en Cali la cumbre sobre política de drogas con Petro y Andrés Manuel López como anfitriones. Muchos interrogantes se responden en esta conversación

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septiembre 11, 2023

En 1999 el gobierno de Andrés Pastrana vivió una de las peores crisis que ha tenido el país. En cuatro años se pasaron de 50 mil hectáreas a 130 mil. Ese año Pastrana firmó con el gobierno de Bill Clinton el Plan Colombia en el que, en seis años, Estados Unidos desembolsaría USD$ 2.800 millones para combatir el narcotráfico. Desde entonces la guerra de las drogas en Colombia la han definido los Estados Unidos que no entienden sino una palabra: fumigación con glifosfato para reducir el área de cultivos con resultados fallidos.

El Presidente Gustavo Petro ha propuesto un cambio en la estrategia en la que plantea persecución a los grandes productores y comercializadores y alternativas de sustitución voluntaria para los pequeños cultivadores.

El Presidente parte además de la premisa de que la realidad cocalera de hoy es distintas y que la coca ha perdido mercado en Estados Unidos donde el terreno lo gana el fentanilo, pero la experta Ana María Rueda lo controvierte.

Se trata de una politóloga de la Javeriana con maestría en Relaciones Internacionales de Georgia Tech en Atlanta vinculada a la Fundación Ideas para la Paz, un centro de pensamiento donde se estudia este fenómeno social. Rueda conversa con Juan Manuel Ospina sobre los mitos y verdades de la guerra contra las drogas y la influencia del fentanilo y la caída de la cocaína en el mercado

Juan Manuel Ospina: Para Colombia es muy difícil enfrentarse sola a la batalla contra las drogas, esta es una actividad productiva que se mueve al compás de la demanda. Acá hemos tenido ese problema de que hay una enorme demanda internacional creciente que repercute y presiona para producir más. ¿Cómo ves el escenario? ¿Cómo juega Colombia en ese papel?

Ana María Rueda: Los cambios se dan, pero son lentos. Depende de lo que se entiende por cambio, si el cambio es legalizar las drogas, ese cambio va a llegar pero se va a demorar muchos años. Existe un movimiento que va hacia la legalización de las drogas, es un grupo pequeño y muy poderoso, pero esto va a demorar mucho tiempo. Vamos a empezar a ver la regulación del cannabis, pero es lento; acá en Colombia se discute todavía y con mucha dificultad.

Ahora, el tema de la penalización del consumo pasa en muchos países del mundo, en Colombia no, lo que se denomina la prohibición permea muchos aspectos, los cambios son lentos, muchos países están lejos de ese tipo de cambio.

JMO: Hay un escenario de cambio, de normas y cultura, de cómo se entienden las drogas culturalmente, pero acá empiezan a salirle productos competitivos y además salidas del laboratorio como el fentanilo, cuyas cifras de capacidad de adicción y expansión de consumo alarman. ¿Hasta dónde esto va a modificar de manera fundamental el mercado de las drogas? Cambia el mercado, cambia la oferta y las posibilidades de producción y nosotros vamos quedando por fuera. ¿En qué va a cambiar esto el mercado?

AMR: Esa es la discusión del momento, que a mí me parece que es una ilusión. No hay ningún indicio que una droga vaya a reemplazar a otra. Las drogas tienen efectos distintos y los usuarios son fieles a esos efectos, así que la demanda por la cocaína no va a parar porque surja el fentanilo, es más las anfetaminas nunca reemplazaron a la coca y eso que es de más fácil producción.

La alerta por una posible baja en las ventas del fentanilo es mentiras; la cocaína se vende fuertemente, ya no de la misma forma en Estados Unidos, pero en Europa está en alza.  Muchos empiezan a hacerse la pregunta: ¿Por qué somos los más afectados con el narco? ¿Por qué en Ecuador no? La respuesta que dan es que Colombia tiene todo para que el negocio prospere, características culturales que nos condenan, la falta de Estado en el territorio, la falta de respeto por la ley, la situación económica, política y de seguridad.

Son tales las características del país que yo creo que, si llegara a pasar eso, de una disminución del valor de la coca, en Colombia nos volveríamos los reyes fentanilo. Tenemos las condiciones y lo que no se ha logrado en los últimos cincuenta años es cambiar las condiciones. Estamos en las mismas condiciones con cocaína o con fentanilo.

JMO: Le das mucha fuerza a la cultura, a la mentalidad colombiana para que estos negocios ilegales prosperen.

AMR: Hay una viveza colombiana y como no hemos tenido Estado, y eso somos diferentes a Chile a Ecuador. Acá somos islotes; el colombiano tiene la capacidad enorme de rebusque, eso de que no se meta conmigo porque yo me meto con usted. El primero que me ofrezca un bienestar es el primero con el que me voy.

JMO: Este punto es fundamental y preocupante, parecería que estamos condenados a seguir moviéndonos por los márgenes del negocio y con una capacidad de asumir riesgos muy grandes. El colombiano es capaz de salir solo. Entonces, ¿Qué hacemos?

AMR: Estuve en varios lugares en mayo tratando de entender la crisis de la coca, y en las entrevistas a las comunidades me reuní con una mamá de una familia cocalera y ella decía en este momento dependemos de los grupos armados, para ellos el momento de tranquilidad es este. La dependencia de esta familia y de la comunidad que representa a la disposición de este grupo armado son todas.

Entonces le preguntamos ¿Cómo hace si no puede vender la coca? Y el grupo armado me dice que le hagamos porque puede activarse en cualquier momento la coca. Ellos toman decisiones con lo que les permita el grupo armado y les pregunto ¿Dónde está la policía? Y ellos dicen que sólo hay quince, pero no se pueden mover. Y les pregunto ¿Dónde está el alcalde? No, el alcalde está amenazado y está en la ciudad principal.

Lo de Colombia es atípico, recuerdo a finales del gobierno Pastrana, llegaron a estar seiscientos y pico de alcaldes se habían tenido que desplazar, porque el poder está en otra parte. Vivimos la ficción del Estado. Si usted sale de esto a bala lo paran. Quedo preocupado con su conversación. Esto es un problema que llevamos tres o cuatro siglos cosechándolo. Esto no debería ser Colombia.

JMO: ¿Qué cambios pueden hacer realmente los gobiernos, como se lo ha anunciado el Presidente Petro?

Desde que estoy vinculada a este fenómeno y es que, desde el 2010, se han pensado cambios, incluso en el marco de la prohibición. Desde el 99, cuando el Plan Colombia, cambió eso de que la lógica era darles duro a los cultivos se ha transformado, y en eso ha insistido Petro, la lucha no está en el campesino sino en los eslabones superiores. Ya no se le da al eslabón débil de la cadena porque esto desata conflicto social. Esa nueva visión ya se concretó.

Ahora estamos viendo cambios de esa decisión. Estados Unidos ya lo acepta en la relación bilateral, Estados Unidos empezó desde el Plan Colombia a meterle recursos a los planes de cooperación, vino mucho dinero para temas sociales y eso poco a poco se ha ido transformando y es que EEUU acepta la política de drogas de Petro y que la erradicación forzada disminuya. Duque erradicó 130 mil hectáreas, y EEUU acepta que Petro erradique apenas 20 mil. La pelea no es contra el campesino y eso lo acepta Estados Unidos.

Aquí la conversación:

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