Mientras en Bogotá el cucuteño Virgilio Barco Vargas en 1986 celebraba junto a los liberales del país el triunfo de la presidencia de Colombia. En Cúcuta José Manuel Lindarte festejaba en calma con la familia y vecinos el cargo de Presidente de la Junta de Acción Comunal de Barrio Nuevo.
Virgilio Barco en 1990 entrega la banda presidencial y el Palacio de Nariño a Cesar Gaviria. El humilde y comprometido José fue reelegido para un nuevo mandato. Durante los últimos 26 años ganó las votaciones comunales. En este tiempo observó el desfile de Ernesto Samper, Andrés Pastrana y Álvaro Uribe por el puesto político más importante del país.
El barrio el Contento fue el lugar que vio nacer el 9 de octubre de 1946 al pequeño hombre de mirada firme y bigotes gruesos. El caminar pausado y la joroba por el paso de los años no impide la elegancia al vestir. Pantalón de tela, camisa de botones y zapatos lustrados son características heredadas de su padre Víctor Manuel Lindarte, zapatero de profesión.
Desde la juventud inició la pasión por ayudar a los demás. A los 16 años se unió a un grupo de jóvenes católicos que desarrollaban trabajos social por las comunidades, este gran paso fue interrumpido en 1964 a los 18 años de edad, cuando fue llevado a Tolima para prestar servicio militar. Época en que Pedro Antonio Marín alias “Tiro Fijo” conformaba los grupos al margen de la ley.
Regresó a la ciudad con la experiencia de la milicia, hecho que lo hizo madurar más rápido. Las ganas de servir a la sociedad no se borraban de la mente de José. El amor lo encontró poco después en Silvia Elena Camacho, una enfermera que lo cautivo con el carisma y la bondad para darle la mano al necesitado. No deseaba tener varias mujeres y eso lo reafirmo al comprometerse en matrimonio a los 25 años de edad.
Se fue a vivir con su esposa al barrio La Loma de Bolívar, donde retomó su profesión innata de dar solución a los problemas de los sectores más vulnerables. Rafael Ibarra director del programa La Voz de los Barrios, le dio la confianza de pertenecer a su equipo de trabajo.
En 1975 llega a Barrio Nuevo y las ansias de materializar sus ideas, permiten que tres años más tarde gane por primera vez el liderazgo de una comunidad. Dificultades económicas impiden que siga en la tarea que siempre había anhelado.
La familia creció con la llegada de sus hijos Víctor Manuel Lindarte y Liliana Leonor Lindarte. El éxito familiar y económico estaba presente en la vida de José Lindarte, motivo para reactivar la campaña con el lema “disponibilidad, vocación y experiencia” que lo llevó al triunfo en abril de 1986 y se mantuvo hasta el 1 de julio de 2012. No conoció la derrota en las urnas.
La salida del cargo comunal la hizo aceptando con dignidad y orgullo la carga de los años, cedió el liderazgo del barrio dos años antes de elecciones.
Miniteco como es conocido en el barrio José Lindarte, concretó significantes obras, como: canales de aguas negras, alumbrado público, cancha de futbol, la cubierta de la escuela, pavimentación, agua potable y la celebración de fechas especiales para la comunidad.
No tiene pensión de Presidente de la Republica, recibe un sueldo mínimo cada mes como trabajo de años en el Seguro Social. El despacho donde dirigía lo comparte con la sala de su casa. No tiene cuadros de botero, ni floreros lujosos y mucho menos muebles de cuero como los del Palacio de Nariño.
La armonía del ambiente es el contraste perfecto de la sonrisa sincera de miniteco. La decoración es mejor que la de oficina de político. Las banderas de Colombia son la expresión de compromiso que mantiene con la sociedad.
La espiritualidad se evidencia en la tranquilidad de sus palabras y en la fe con la que observa la imagen del ángel San Miguel y la del Divino Niño, acompañantes de una de las numerosas fotos de su hijo Víctor Manuel, fallecido de un tumor en el hígado.
La tristeza sobre el tema no se puede ocultar, la mirada se centra en una perra beagle, llamada Susi, el recuerdo más cercano que le dejó su hijo. Es la guardiana presidencial que lo acompaña hace 5 años. El valor y el orgullo retoman sus palabras por la graduación de Ingeniera Ambiental de su hija menor.
En las letras admira a Gabriel García Márquez, en la música a Marco Antonio Solís y al fallecido Leonardo Fabio. Es llamado por los evangélicos como una persona descontrolada. Las cervezas que se toma conversando con los amigos, es la causa del término descriptivo.
Las paredes del su halagadora sala-oficia no tienen espacio más reconocimientos. Entre la estrecha ubicación se encuentra la máxima distinción que se otorga en Cúcuta, la medalla Juana Rangel de Cuellar por el servicio a la comunidad. La mayor satisfacción es el reconocimiento de personas que lo aprecian en toda la ciudad. Si la población lo aclama, esta dispuesto para iniciar sus próximos 26 años de mandato.