Ministra de Minas sin reservas
Opinión

Ministra de Minas sin reservas

El caso de Irene Vélez no da más. Es un mar de contradicciones que se escuda en la arrogancia contra periodistas y funcionarios, ya sin rumbo crea caos y desafina

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enero 26, 2023
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Los buenos periodistas tienen una máxima: la noticia no es que un perro muerda a un hombre, sino que este muerda al perro. Así mismo, no es de ninguna manera normal que la noticia cotidiana en este país sean los funcionarios, lo que ellos creen o quieren o hasta imaginan; son servidores, aunque les cueste aceptarlo, están al servicio de la sociedad, no al contrario.

El caso de Irene Vélez, ministra de Minas, no da más. Maravilloso es que aquí no se quiera contaminar, ni enfermar más el medio ambiente; que no sea un plan de Estado pasar de largo ante la intoxicación agresiva de las aguas, ni de la savia de la tierra, de los aires o los tejidos de la gente.

Pero para eso se requiere rigor, planeación, certeza, un gran plan alterno que, en el trascendental objetivo de superar el petróleo sangriento, no se base en ilusiones de aguacates o turismo en Cartagena; un programa sólido, ambicioso que mucho menos esté fundado en el micrófono ligero de una funcionaria, en las iras, los tonos disonantes, la clara inexperiencia y toda esa una suerte de caprichos de alguien como Vélez que muchas veces parece poniendo una bala para jugar a la ruleta rusa.

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Maravilloso no querer enfermar más el medio ambiente, pero eso requiere un programa sólido, ambicioso que mucho menos esté fundado en el micrófono ligero de una funcionaria

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Imposible confiar en alguien que es un mar de contradicciones, inviable creerle a alguien arrebatado que no parece dimensionar lo que afirma. Vélez lo es, y no precisamente porque sea apasionada en la política que defiende, sino porque demuestra que no articula bien de la política que defiende. Habla muchas veces como ruido, se escuda en profunda arrogancia contra periodistas y otros funcionarios, Vélez transita por ahí ya sin rumbo, crea caos y desafina.

Hay una equivocación presidencial que parece obstinación en eso de creer que cambiar tan pronto en la administración a un ministro o funcionario deficiente se tiene por sinónimo de fragilidad o como una oportunidad para los adversarios políticos. Si se sigue la línea de tiempo del fracaso de Duque, por ejemplo, se comprobará lo contrario: su estilo fue mantener a costa de todo a muchos funcionarios anodinos y altaneros, como a Diego Molano, también, por ejemplo, y el resultado fue el que todos conocen.

Un penetrante daño le está haciendo al proyecto político del nuevo gobierno y al país que la ministra permanezca a punta de derrotar en los penaltis la moción de censura, o todo el tiempo atrapando el salvavidas que le tienden sus compañeros de gabinete o el mismo presidente.

Con sinceridad, no creo que sea dable ni fácil poner en duda las capacidades profesionales o la formación de Irene Vélez, no es lo que corresponde.

Sin embargo, su gestión en asuntos de trascendencia ha sido como extraer petróleo de una nube y eso si resulta insostenible.

 

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