Hace un tiempo había pensado en escribir respecto a la creciente tendencia a protestar por medio de las redes sociales, mi abstención se debía a la falta de argumentos teóricos para realizar un escrito, sin embargo luego de leer cada día a los que asumen el rol de “neo mamertos web”, quienes deciden escribir sin en mayor asomo de pudor gramatical decidí unirme a esta irresponsabilidad literaria colectiva y escribir sin mayor fundamento que el que da ver televisión nacional, tener Twitter, Facebook y mucho pero mucho tiempo libre.
Con el riesgo de parecer reaccionario me permito reírme un poco de todo aquel que se auto denomina revolucionario en estos días gracias a que en la cima de producción intelectual le dio retweet una frase de no sé quién que le pareció interesante, o aquel que se puso la ruana e incluso botas pantaneras y en su interior sintió revivir el alma del Ché.
Gracias a la web hoy podemos enterarnos de lo que ocurre en el mundo en un click, mucho más importante que eso, podemos saber que piensa el común de la población sobre lo que está pasando y bien es cierto que en Colombia cada vez hay más identificados web con las causas sociales también cada vez menos hay identificados reales con las causas sociales.
Queridos neo mamertos web, si la revolución social se hiciera con clicks sin duda viviríamos en un mundo socialmente justo, pero ni la revolución social ni casi nada en ente mundo que beneficie una transformación política y/o social se logra con “me gusta”, “retweet” o compartir si no hay una correlación en la vida real.
Los gestos web revolucionarios no dejan de ser eso gestos, mímicas, pantomimas es decir imitaciones mudas de un proceso que necesita más que palabras actos, actos consecuentes y determinados. No puede producir más que risa que ver un “neo mamerto web” comprando en un supermercado frutas y granos importados aprovechando la oferta del miércoles “campesino”, con zapatos, camisas y perfumes importados creyéndose de mejor familia por eso, en su discurso no es difícil detectar los siguientes insultos: indio, corroncho, campesino, coral. Sin embrago en las redes sociales se rasgan las vestiduras dicen apoyar el campo colombiano.
Aires de erudición soplan en la ventana del cibernauta en el que a su espalda reposa la biblioteca familiar estática y empolvada, ciber compromiso social representado en el grosor de los dedos índices y anular de la mano derecha, eso me hace pensar que el símbolo de la bandera revolucionaria no vendrá con el martillo y la hoz, pero sin duda tendrá que hacer alusión a el túnel carpiano.