Y no es porque el nuevo técnico venga de Moscú, y prácticamente sin intérprete, les toque a los jugadores adivinar por señales, muecas, gritos, movimientos de mimo, o de vendedores de humo, entender que es lo que quiere el nuevo Miguel Ángel del fútbol colombiano.
El estratega argentino que recientemente fue presentado y lució su nueva camiseta con el logo azul de Millonarios, no es ningún desconocido pintado en la pared o en el techo de la Capilla Sixtina.
Miguel Ángel Russo, es un entrenador de casta, experto, veterano, varias veces campeón nacional e internacional, incluyendo una Libertadores de América y varias veces firme candidato a la dirección técnica de Argentina.
Es un tipo con facha. “El Mourinho argentino” le dicen algunos, es medio Playboy y le gusta dirigir los entrenamientos luciendo un cuerpo de gimnasio, con bronceado perfecto, que resalta en sus sienes las cortas patillas canosas que enmarcan su cara de “bulldog” cuando está bravo, o su sonrisa Colgate cuando está de buen genio.
Yo, hincha del Nacional a muerte, incluso llegue en mis años de infancia a admirar a aquel “Ballet azul” con bailarines como Di Stefano, Pedernera, Cossi, y más recientemente a esa refulgente época dorada y ya descolorida, a un Millonarios vistoso y poderoso equipo dirigido por el médico Gabriel Ochoa Uribe, y que tenía en al arco a Otoniel Quintana, una defensa de cuatro con Segrera, Segovia, “Camello” Soto y el “Pocillo” López.
Un medio campo de antología con el maestro Alejandro Brand, y una delantera de “raponeros” con el balón que no lo detenía sino la red contraria:
Willington Ortíz y Jaime Morón.
Usted solo tenía que pedirles desde el técnico para abajo que se cambiaran la camiseta azul por la tricolor colombiana y ahí tenía en bandeja de plata resplandeciente a la Selección Colombia.
(Todos los jugadores nacionales que he mencionado eran los titulares del combinado nacional, incluyendo a su médico-técnico).
Pero hoy en día…
Es un equipo con estrellas solo en su logosímbolo que está en una galaxia lejana… muy lejana… de aquellos “Embajadores” del fútbol colombiano.
Hoy, con Miguel Ángel ya tienen un gran técnico.
Pero si las directivas no le traen al menos cuatro refuerzos de primerísima línea, seguirán en lo mismo.
Porque Miguel Ángel, para pintar la Capilla Sixtina, necesitó “aprendices” que tiraban también un prodigioso pincel casi a la par con él.
“La Creación” en la cúpula del fútbol colombiano de este nuevo Miguel Ángel del fútbol, depende de grandes refuerzos y una mano con dedo que se estire como la que tiene el “Padre nuestro que está en los cielos” de la Capilla Sixtina.
A ver si se les hace el milagro y finalmente mi Nacional, vuelve a tener un digno rival.
Amén.