En este mismo espacio, hace un tiempo les contaba que a los jugadores de Millonarios les tocaba aprender Russo, y no porque todos sus jugadores nacionales y extranjeros ya hubieran clasificado en sus respectivas selecciones al Mundial de 2018 en esas gélidas y esteparias tierras de cosacos, mamushkas, nieve perpetua, caviar y vodka que son los entremeses de su putinesco presidente. No. Lo decía porque a su entonces adeudada institución, y con unos jugadores, que convocó el técnico argentino Cocca quien al ver en blanco y negro el panorama real de la institución blanquiazul, casi de inmediato los dejó tirados a su suerte junto a los flojos y desanimados jugadores nacionales que conformaban su plantilla en ese momento.
La directiva embajadora al darse cuenta de que nadie daba un centavo por los Millonarios, y que de tales solo tenían el nombre, apostó a una monumental reingeniería para capitalizarse, y así poder traer a Miguel Ángel Russo, otro técnico argentino con muchos soles en su hombros. Un general, un estratega, un combatiente, que ha ganado muchas batallas futboleras, que dirigió en Europa y en América Latina,y que sí les cambió el idioma táctico, técnico, y los puso a hablar con seriedad y fluidez de juego frontal y agresivo.
Desde Buenos Aires, por allá con los vientos de enero, llegó a Bogotá este técnico ganador de la Copa Libertadores de América, y permanente candidato a dirigir la Selección Argentina, a la que le ha dicho NO por el caos de las directivas de la AFA. Con mucho asombro y expectativa asumió la dirección técnica de Millonarios que estaba para colmo de males el en fondo de la tabla de puntuación, y en forma discreta, casi como lo dice la canción de Luis Fonsi: "Pasito a pasito... Suave suavecito..." fue subiendo peldaño a peldaño por la difícil escalera del fútbol colombiano. El mismo equipo que recibió del desertor Cocca, y hoy ya lo tiene a punto de disputar la semifinal frente a Atlético Nacional. Si gana la llave y gana la siguiente será el campeón de La liga. Es decir habrá subido casi del último lugar a ser el campeón.
Esa hazaña tiene nombre propio: Miguel Ángel Russo. Y así no le gane a Nacional la llave de semifinalista, ya quedaría ubicado de cuarto o tercero en la puntuación final. Muy bien de todas maneras. Es aquí donde se abren dos caminos en Colombia para el "Miguel Ángel" del fútbol, como aquí en este espacio también lo bauticé. Uno, se anima y se queda otra temporada más, seguramente desechando otras ofertas internacionales de equipos y selecciones, pero con un sueldo más alto y con los jugadores de refuerzo que él exija. Estoy seguro que Millonarios, ante lo hecho hasta el momento le dirá que sí de inmediato. Porque Russo quiere competir con un gran equipo en las copas de La Liga, La Suramericana, La Libertadores, La Recopa y el Mundial de Clubes. Ese es un camino.
El otro, (insisto aquí en Colombia) es terminar su ciclo antes de las vacaciones que para este deporte que otorga el Campeonato Mundial de Rusia 2018, y según se dice en los mentideros deportivos, ya se estaría cocinando una interesante rotación: Pékerman termina su ciclo con Colombia a finales de este año si no logra clasificar a Colombia al mundial Rusia/18. Si la clasifica, será el técnico de la Selección hasta donde esta llegue en la rondas del mundial. Y muy agradecidos quedaremos con el Profesor Pékerman.
En cualquiera de los dos casos, saliendo el Profesor Néstor Pékeman, Reinaldo Rueda pasaría del Nacional a la dirección técnica de la Selección Colombia, y Miguel Ángel Russo pasaría de Millonarios a la dirección técnica del Atlético Nacional. Y ese trueque suena muy bien deportivamente, y también económicamente, por el tamaño, los patrocinadores, los centros de alto rendimiento y los fondos que tienen en Guarne, Bogotá y Barranquilla, Atlético Nacional y La Selección Colombia.