Durante siglos la fortuna que arrastró aguas abajo el Galeón Capitana San José fue un mito. Hundido en 1708 con una fortuna cercana a los USD$ 5.000 millones fue apetecido por los más aguerridos buscadores de tesoros. El 27 de noviembre del 2015 Santos dio el parte de victoria: habían encontrado los restos del Galeón a 300 metros de profundidad y a nueve millas de la Bahía de Cartagena.
El presidente empezó a resguardarse de la codicia de los Cazadores de Tesoros desde el 2013, cuando los expertos vislumbraban el posible hallazgo. Sancionó la ley 1675 que tenía como fin recuperar, salvaguardar y hacer visible el patrimonio cultural sumergido en Colombia. Desde ese momento cualquier iniciativa privada tenía que contar con el aval del Gobierno Nacional. El patrimonio, aparentemente, estaba salvado y espantaba a la empresa Caza Tesoros Sea Search Armada quien aspiraba a tener acceso a parte de la fortuna ya que ellos encontraron un pedazo de la nave en 1982. El Gobierno Santos le puso punto final a la disputa con los decretos del 2013
Con el lanzamiento de la Asociación Público Privada en Cartagena, terminará una historia que empezó hace 310 años. Felipe V esperaba desde hacía 6 años el oro de sus colonias en América para alimentar su Imperio y la guerra de Sucesión que se vivía en España. En 1700 había finalizado la dinastía de los Halfsburgo y los Borbones franceses asumieron el trono a través de Felipe V quien esperaba ansioso que le llovieran del cielo doblones de oro. De Ultramar le llegaban noticas alentadoras: el Capitana San José surcaría el Atlántico cargado de toneladas de oro y plata. El San José había entrado al servicio de la Corona Española desde 1698 y no solo había sido un barco de carga. Había incluso participado en batallas en el Mediterráneo. Era el orgullo de España.
Durante tres meses esperaron con paciencia en Portobelo para emprender el viaje de 80 leguas. Allí se embarcaron los 1.115.252 pesos que cargaba el Galeón. El virrey del Perú constató que fueran bien resguardados los 1.250 lingotes de oro y 48.357 barras de plata que trasladarían a España. Todas las precauciones fueron inútiles. España ignoraba que había doce galeones ingleses emboscándolo en el Caribe. El capitán Charles Wager sabía cada movimiento del barco por sus espías españoles.
En la nave venían 600 personas, entre ellas los familiares del Virrey del Perú, repletos de baúles en donde traían piedras preciosas que sumaban aún más una fortuna inconmensurable. Navegaron sin problema hasta las Islas del Rosario. La tripulación se habrá sorprendido al ver al navío Kingston, con sesenta cañones, abrir fuego contra el San Joaquín, el otro galeón que respaldaba al San José. De este se ocuparía el Expedition, capitaneado por Wager. La idea no era hundirlo sino apoderarse del barco pero, después de hora y media de combate, el San José recibió daños irreparables y terminó hundido. Nadie se quedó con el tesoro. De los 600 tripulantes solo sobrevivieron once.
La estrategia de Santos para recuperar el tesoro es clara. Con la aplicación de esta se pondrá fin a 310 años de especulaciones y leyendas.
