Leí varios artículos que analizaban la victoria de este singular y para mí, funesto personaje en Argentina. Para sorpresa mía encontré que su mayor respaldo es la juventud. Sí, esa juventud que jamás en su vida ha leído un libro porque nació con el celular en la mano.
Esa juventud que seguramente no tiene la menor idea de quién fue Videla, ni qué ocurrió aquella 'Noche de los lápices". Esa juventud que ya no quiere ir a la universidad porque -hay que admitirlo, las condiciones laborales cada vez son más precarias- es mucho más rentable ser youtuber o influencer.
Esa juventud que se la pasa 72 horas al día escuchando reguetón. Esa juventud que le preguntan por qué siguen a Milei y no saben dar una respuesta certera y otros tantos simplemente porque sus amigos lo siguen -ovejas juntas al redil y al matadero-. En fin, esa juventud nacida y totalmente encriptada en la "matrix".
A esa juventud no le importa en absoluto la pobreza de más del 40% de la población ni la corrupción de la "casta". Tampoco volver a ser el país más rico del mundo -una polémica populista libertaria repetida hasta la saciedad por este sujeto y sus áulicos desmentida por expertos, pues Argentina siempre fue el país más próspero de Latinoamérica pero al parecer nunca el más rico del planeta-.
El legado del general Videla (para entender el pensamiento de Javier Milei)
Desde luego que esa juventud fue completamente sorda a las propuestas cuasi-nazis del señor despeinado y gritón con motosierra -me pregunto si acaso ¿tendrá idea de lo que hacían los paramilitares en Colombia con esos aparatos? Y si ¿ese fue el principal atractivo simbólico por el que la uribista María Fernanda Cabal fue a hacerle "barra" en primera vuelta?-las cuales, contrario a la etimología de "libertario" castran libertades al máximo.
Además recortar todo el gasto público del bienestar social de la población, ergo, no reducirá la brecha sino que en lugar de esto la ampliará. Muchas de sus locuras no las podrá realizar. Otras sí. Pero como el señor se molesta cuando lo contradicen ahí está la fuerza pública para dar garrote y cancelando el legislativo y el judicial repetimos a Videla. Pero a todas estas ¿quién fue Videla? Bah, ¿a quién le importa? Para eso está el chat gpt.
A esa juventud que lo sigue fanáticamente lo único que le importa es "QUE SE ACABE EL LENGUAJE INCLUYENTE Y LA IMPOSICIÓN DE LA ASÍ LLAMADA IDEOLOGÍA DE GÉNERO" -imposiciones que también nos repugna a muchos de izquierda-. En ese orden de ideas pregunto, izquierdas del mundo ¿van a permitir que el progresismo woke decolonial y cancelador permita el regreso de las ultraderechas en todos los países?
Necesitamos un progresismo sano y mesurado que realmente vele por la equidad de todo ser humano y vele por los derechos universales. Pero hay que entender señores progresistas extremos que las cosas no se imponen a la fuerza por vía política ni mediática dadas la fuerte resistencia y hostilidad que encontrarán en la sociedad. Se entiende que el género -sexualmente hablando- es un constructo social en gran medida.
Pero éste fluye al ritmo del devenir social. En algún momento de la era hippie el pelo largo y el arete pasaron a ser atributos de los roles masculinos. Ya no era exclusividad de la mujer. Pero se dió solo. Sin presiones, por acuerdo y contrato social. Por eso no generó repulsión. Muy diferente a nuestros días en donde sí o sí se pretende que hombres deconstruyan género usando falda y labial e igualmente las mujeres.
Ahora si bien es cierto que hay una gran influencia social en la construcción de género no se pueden ignorar sus componentes evolutivos y biológicos. Sí, el primatólogo Franz de Waall demuestra en estudios que hay especímenes que construyen sus propios roles sin seguir el de su correspondiente sexo en la manada.
Sin embargo, también hay estudios con primates bebés en donde se sugiere que factores evolutivos y biológicos tienen fuerte implicación también: se les arrojaba juguetes "femeninos" y "masculinos" e instintiva y espontáneamente la mayoría de bebés escogía juguetes acorde con su sexo en clara analogía a como sucede en humanos.
Por lo tanto, al igual que con la orientación sexual, en la identidad de género hay una alta probabilidad de que intervengan factores biológicos y socioambientales.
Señores progresistas extremos tampoco necesitamos que cambien palabras o frases de cuentos infantiles -irrespetando descaradamente al autor- por otras más suaves y "correctas" para los niños. Tampoco que modifiquen textos supuestamente "racistas" de óperas y obras de arte como sucedió en 2022 con Un Ballo in Maschera de Verdi, lo que desató una fuerte polémica con el director Riccardo Muti en abierta oposición a tal exabrupto. Necesitamos un progresismo mesurado que se despoje de ese aire de superioridad moral y de absoluta corrección.
Se entiende perfectamente que existen personas homosexuales, bisexuales, lesbianas y transgéneros. En el reino animal son conductas comunes en más de 1500 especies. Pero señores progresistas por favor, la ciencia hasta ahora no ha dado fe de un perro que se identifique como león o una jirafa que se comporte como loro.
Ergo, una persona a quien llaman transespecie no necesita validación, ni tampoco que se reprenda a quien se niegue a hacerlo como sucedió hace meses en una escuela respecto a una niña que se sentía gata. Una persona que exhiba tal comportamiento indudablemente necesita ayuda psicológica y psiquiátrica.
El profesor Fabián Sanabria en una de sus célebres videocolumnas para Youtube nos comenta que en los países escandinavos hay géneros de donde escoger: todos, todas, todes, todis, todus y un largo etcétera. Y si nos equivocamos al nombrar a alguien por el género con el cual alguien se identifique podemos ir presos pues hay riesgo de cometer delito.
Señores progresistas extremos no necesitamos la imposición forzada de paridades de género ni de raza. La bastarda condescendencia falsamente incluyente nunca debe reemplazar al mérito. Tampoco necesitamos que en cada película que lanza Hollywood "a la brava" se "incluyan" personajes LGBTIQ+ sin ningún sentido, a menos que el fin mismo de ésta lo amerite por su temática.
Señoras y señoritas feministas. Necesitamos un feminismo sano, equilibrado que vele por los derechos y equidad de la mujer. No un feminismo fanatizado que quiera castrar hombres. Necesitamos mujeres feministas que entiendan que no todos los hombres somos heteropatriarcales, violentos y misóginos.
Que entiendan que también existen hombres que las respetamos íntegramente. Necesitamos feministas que vuelvan a confiar en los hombres y no que les tengan tanto odio que decidan mejor "hacerse" lesbianas -no es exageración.
Lo observé en mis años de estudios universitarios -. Necesitamos marchas feministas que exhiban la belleza de la condición de la mujer. No ese vulgar episodio de París hace unos meses donde una turba de energúmenas fanatizadas tumbaron un semáforo -¿era un semáforo heteropatriarcal? Habría que preguntarles-.
Y finalmente, señores decoloniales, necesitamos volver a la verdadera y auténtica episteme. Al verdadero saber y conocimiento. Ustedes le declararon la guerra a éste tildándolo de imperialista, colonial y centroeuropeo, además de elitista. Reemplazaron la episteme por doxa -me pregunto si ¿acaso entienden la diferencia entre ambas?- que no es más que idea o ideas, creencias colectivas, superchería, imaginación, etc.
Solo que ahora lo llaman "saber ancestral", "diálogo de saberes" o "saberes contextuales". Así las cosas, se topa uno con jóvenes y "pedagogos" que reniegan del conocimiento clásico sustentados en la falacia de que es vetusto, anticuado, pasado de moda o que simplemente no se corresponde con estos tiempos por ser machista, misógino y elitista -hace unos meses prohibieron la lectura de Shakespeare en las escuelas de California EEUU, supuestamente por pornográfico -.
Paradójicamente esa misma decolonialidad y progresismo extremo en virtud de una espuria condescendencia pseudo-incluyente le abre los brazos de par en par a la anticultura de los géneros de música urbana.
NO HE ESCUCHADO AÚN LA PRIMERA VOZ AIRADA DE PROTESTA PARA CENSURAR e impedir que nuestros niños y jóvenes día y noche escuchen tal barbaridad. En mi fuero interno considero que no hay nada más machista, violento, misógino, repudiable y antiartístico que cualquiera de esas músicas: Hipocresía y falsa moral absoluta.
Por lo tanto repito y hago una exhortación a las izquierdas del mundo: ¿van a permitir el regreso definitivo de las ultraderechas totalitarias en todos los países?
Licenciado en música. Magíster en educación.