Rosario estaba en Huston viviendo con su esposo cuando su hermano menor, Andrés, decidió viajar a los Estados Unidos. Tenía 24 años y una maleta donde cargaba un cartapacio de guiones que pretendía traducir al inglés y ofrecérselos a su director más admirado, Roger Corman. Rosario le sacó tiempo a sus oficios para traducirlos. No quedaron lo suficientemente pulidos como para poder ser tenido en cuenta en Hollywood. Andrés había quemado sus naves. En Cali ya no le quedaba nada que no fuera todo lo que él despreciaba. Estaba decidido a no tener que enfrentarse a algo parecido a la vida real. En Estados Unidos estaban los libros, todos los discos, todas las películas que no podría conseguir en Cali.
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Lo valioso de este libro maravilloso no son sólo anécdotas como estas sino que se publica la otra versión de la correspondencia que ha tenido Caicedo, las cartas de su hermana que hasta el momento habían estado inéditas.
En esta entrevista con Julian David Correa Rosario habla sobre el proceso con el que contó su vida