La guerra de los Mil Días, también conocida como la revuelta de los tres años, fue la última de las guerras civiles que sufrió el país en el siglo XIX. Esta recibió el XX y es uno de los tantos antecedentes del conflicto armado en Colombia.
En esta contienda participaron la mayoría de los ancestros de los hombres que marcaron la historia del siglo XX colombiano, como lo fue el caso de Nicolás Márquez, el abuelo de Gabo, o Virgilio Barco, el abuelo del presidente del mismo nombre.
Esta guerra tiene muchas historias de toda índole, más allá del hundimiento del Lautaro, la firma del Wisconsin o la consecuencia más conocida de todas: la independencia de Panamá. Aquí la historia del General Marcelino Arango Palacio.
Sus inicios
Marcelino Arango nació en la población antioqueña de Abejorral en 1851. Estudió derecho en la Universidad de Antioquia, pero para el año de 1875 presenció la primera revuelta de la que fue partícipe como capitán en el combate de "El Cuchillón".
En la guerra político- religiosa de 1876, Arango aún siendo capitán, participó como ayudante del general en jefe de las fuerzas antioqueñas en el combate de "Los Chancos", cerca al municipio de San Pedro, hoy departamento del Valle del Cauca.
Después de este combate se acantonó en la zona del Otún, en donde hoy se encuentra el departamento de Risaralda y lo que se convirtió en su centro de operaciones. Sus resultados positivos le valieron para ser ascendido a teniente coronel.
Para la guerra de 1885 fue jefe de operaciones, así como jefe civil y militar del sur de Antioquia. Y diez años después, en la otra revuelta, perteneció al ejercito del general José María Domínguez Escobar como jefe de Estado Mayor. Luego, fue ascendido a general por el vicepresidente Miguel Antonio Caro.
En los Mil Días
Para esta guerra, la más dura de todas, fueron llamados todos a defender, bien fuere al gobierno o a su filiación política. Arango peleó como general de brigada, siendo jefe de operaciones del sur de Antioquia y del norte del Cauca y Tolima, respectivamente.
El 31 de julio de 1900, un grupo de 31 históricos, como llegaron a ser conocidos bajo el mando del vicepresidente Jose Manuel Marroquín, decidió hacer un golpe de Estado aprovechando el delicado estado de salud del octogenario presidente, Manuel Antonio Sanclemente.
Sanclemente no podía gobernar desde Bogotá debido a la altura y el frío, por consiguiente se trasladó a la población de Villeta en donde estableció su sede de gobierno. Esto lo aprovechó el general Guillermo Quintero Calderón, los futuros presidentes José Vicente Concha y Miguel Abadía Mendez, entre otros encabezados por Marroquin.
Consecuencias del golpe de Estado
Este golpe se realizó en plena guerra de los Mil Días, ya habían pasado las dos batallas principales, la de Peralonso en 1899, que fue una victoria para el ejercito liberal y la presidencia temporal del general Gabriel Vargas Santos.
La otra batalla, la más dura de todas, fue la de Palonegro en mayo de 1900. Ahí peleó el grueso de los ejércitos y tuvo una duración de 15 días, ganando en hombres y armas el ejército del gobierno. Cabe anotar que esta significó una derrota difícil de recuperar para los rebeldes.
Ahora bien, cuando ocurrió el golpe de Estado en julio de ese año, muchos de los militares de alto rango se opusieron al nuevo gobierno, tal fue el caso del general Enrique Arboleda, quien según el relato de un soldado liberal, lo capturó en campo enemigo.
Pero la razón de la entrada de Arboleda no fue más que para proponer una tregua para poder restituir a Sanclemente en su cargo, así como fue el caso de nuestro biografiado que prefirió retirarse del campo de batalla siendo general de división.
Posguerra o "la paz"
En los años 30, ellos no llamaron a la posguerra, posconflicto, simplemente decían que era la época de "la paz". Arango se dedicó de lleno a la política, siendo representante a la Cámara y ministro de obras públicas durante el gobierno de Marco Fidel Suárez.
Pero antes de ocupar esos cargos, entre 1911 al 18, fue uno de los primeros gobernadores del departamento de Caldas en 1909, así como uno de sus fundadores.
El naciente departamento abarcaba todo lo que hoy conocemos como el eje cafetero, que son los departamentos de Caldas, Risaralda y Quindío.
Al final, el General Marcelino Arango falleció en la ciudad de Manizales en 1927.