Mike Tyson cree que de niño era gordo, afeminado y apestoso. Por eso, cada vez que salía de la escuela en la que estudiaba en Brooklyn Nueva York lo pateaban. Una vez, cuando lo arrinconaron en un callejón para robarle el dinero que no tenía les pidió a sus ladrones poder irse con ellos. Cualquier cosa era mejor que estar en su casa, un lugar de padre ausente en donde su hermana y su madre se acostaban por dinero con quien estuviera dispuesto a pagarles. En ese edificio abandonado donde funcionaba la pandilla de la que hizo parte a los 11 años había un criadero de palomas. Ellas fueron, durante mucho tiempo, sus únicas amigas. Pero una vez un muchacho mucho más grande que él descabezó a tres de sus pichones. Dispuesto a todo lo desafío y con sus puños lo venció. Fue la primera pelea que ganó. La sonrisa no le duró mucho tiempo.
A los 12 años, en agosto de 1978, Mike Tyson, a quien sorprendieron robando los faroles de un auto, fue condenado a pasar 6 años en Tryon State School For Boys, una de las correccionales de menores más estrictos de los Estados Unidos. Acostumbrado desde pequeño a recibir golpes, los devolvía sin pensarlo demasiado. Y con potencia. Por eso era castigado continuamente. Se perdía muchos de los fines de semana. Sin embargo, la manera de pelear llamó la atención de Bobby Stewart, un trabajador social que estaba a cargo de su cuidado. Le encantaba el boxeo y tenía el contacto que necesitaba: Cus D’amato, un hombre que había creado las carreras de campeones como Floyd Patterson o José Torres. Bastaron un par de entrenamientos para que D’amato declarara una profecía que se cumplió a rajatabla: Tyson sería campeón mundial.
Y lo fue el 22 de noviembre de 1986, siendo el campeón del mundo de los pesos pesados más joven de la historia. Decía al principio que su reinado duraría 20 años, pero apenas duró un cuatrienio. Perder el título mundial en 1990 destapó varios de los escándalos que llenaban su vida. En 1988 se casó Robin Givens pero el matrimonio con la actriz duró un año: ella lo demandó por golpizas repetidas, una de ellas ocurrió cuando la encontró en su propia cama con un joven actor entonces desconocido: Brad Pitt.
Creíamos que podría volver a ser campeón, pero eso nunca ocurrió. En 1992 lo metieron preso por haber violado a Desiree Washington quien aspiraba a ser Miss América Negra. Fue condenado a 10 años, pero salió por buena conducta en 1995. Quería seguir trabajando para ser de nuevo campeón. La rumba lo impidió.
Paralelo a su trabajo en el gimnasio las noches no traían sino bacanales imparables. Consumía cocaína y marihuana a granel hasta el punto que los controles antidopajes pasaban sólo porque otra persona orinaba por él. Cuando buscaban un nuevo campeonato fue encontrado culpable de haber golpeado a dos hombres mayores después de tener un accidente de tránsito. Pagó dos años de cárcel. Su última victoria como profesional fue en el 2003. No pudo mantenerse en competencia por una nueva denuncia de violación. En esa época quedamos sorprendidos al saber que de los 400 millones de dólares que había ganado no quedaba un solo centavo.
Para muchos fue un misterio la rapidez con la que se gastó una fortuna, pero teniendo en cuenta sus gastos se puede encontrar la razón: gastaba anualmente 4.5 millones de dólares en autos, muchos de ellos los coleccionaba, otros simplemente los regalaba. Además, compraba un promedio de 100 mil dólares mensuales en joyas para sus múltiples amantes, cuentas de teléfono de 230 mil dólares mensuales y, la máxima extravagancia, 125 mil dólares para un amaestrador de los tres tigres que le pertenecían.
Solo la pasión de la marihuana lo salvó de la debacle absoluta. Al principio fumarla solo era un gasto de 40 mil dólares mensuales, sin embargo, después de dedicarse a cultivarla, ha encontrado un negocio que ya le ha dado tres millones de dólares.