Después del show del martes, y de analizar detenidamente la prensa del miércoles, lo mejor que puede hacer el presidente Duque por él mismo y por el bien del país es hacer caso a la frase que recitan los papás: "mijo aléjese de esas amistades que no le convienen y se lo van a tirar"
Lo del martes pasado fue un verdadero espectáculo que nadie se esperaba a excepción de los que lo orquestaron tras bambalinas. El país entero y el mundo esperaba un acto protocolario donde el centro de atención fuera el presidente entrante, que todo fuera un motivo de celebración para realzar su carisma y amplias habilidades artísticas, culturales y deportivas. Se esperaba que fuera un día de júbilo por el arribo de una nueva generación a la Casa de Nariño que llega cargada de un aire renovador y unificador.
Pero lamentablemente no fue así, el nuevo presidente quedó bajo la sombra de su jefe y del partido político al que pertenece. Cosa que terminó siendo muy penosa, tanto por los hechos que avergonzaron a más de medio país, como por la opacada imagen del primer mandatario el día en que más debió brillar. ¿Será ese su destino durante todo su período presidencial?
Ya todos conocemos la historia, medios nacionales e internacionales se han dado gusto escribiendo y reescribiendo. Sea como sea, las explosivas palabras del Sr. Macías complementaron de una forma casi increíble el fuerte clima que terminó por ambientar el terrible día; temblores, lluvia y fuertes vientos que arrasaron hasta banderas y sombrillas durante el evento.
Los asistentes y todos los que seguíamos el acto protocolario por televisión y redes quedamos boquiabiertos, no solo los de la oposición sino de hecho muchos que dieron su voto por la renovación y aire unificador con que vendieron en campaña Duque. Aire que se esfumó con esas palabras que para muchos fueron revanchistas, polarizantes y sobre todo llenas de odio. Cosa que queda ratificada con el rechazo que se vio inmediatamente a través de redes sociales.
Para muchos, en especial para el CD y Álvaro Uribe, era la "verdad" y tocaba decirla ahí, en ese justo momento, sin importar que la fiesta fuera para realzar la llegada de un presidente y no la salida del anterior. Además, para complementar y ponerle la cereza al pastel, en la noche Noticias Uno sacó un video donde se veía celebrando al Centro Democrático con su jefe natural dicha pilatuna, desprestigiando de otros congresistas e invitados y sobre todo, donde se evidenciaba las verdaderas caras de estos gobernantes, esas caras que no solemos ver en público.
Gustavo Duncan, en su columna del jueves en el diario El Espectado, Dos discursos, escribe: “El mensaje subyacente fue claro: él y el Centro Democrático se sienten legitimados para gobernar sin concesiones, ni reconocer que en Colombia hay muchísimas personas que no pertenecen a su partido y no comparten sus ideas, a menudo extremas, sobre el país”. Cuestión que me me lleva a reflexionar en dos aspectos:
1) Debo aceptar que mi voto en segunda vuelta fue por Petro y también debo aceptar que le hice caso a muchos que me llamaron “mamerto”, invitándome a aceptar que el ganador era Duque. Así que acepto la derrota y me resigno a que el presidente es él y deseo de corazón que le vaya bien. Nace en mí la esperanza de ver esa imagen de hombre conciliador y renovador por los que mucho le apostaron y de que siga como dijo él mismo en su discurso “construyendo sobre lo construido”. Del mismo modo, deseo que trabaje incansablemente en la unión y no más en la polarización que busca el CD. Quiero creer que va a ser él quien gobierne y no Uribe, que era el miedo de muchos y me incluyo, y quiero creer que de verdad no iremos como los cangrejos caminando hacia atrás cuando tenemos mucho camino por recorrer hacia delante para mejorar como sociedad.
2) Confiando en que el tema de esa revancha y odio no es orquestado junto con él, esperando que no se esté aplicando la frase de Napoleón “confunde y vencerás”, lo que más deseo en estos momentos del presidente Duque, por su bien para que no viva a la sombra de su jefe, para que se gane el respeto y el protagonismo que se merece como primer mandatario y sobre todo por el bien del país que hoy preside, es que aplique la frase de los papás preocupados por las malas influencias de sus hijos: "Mijo aléjese de esas amistades que no le convienen y se lo vana tirar”.