Mija es un power trío que concibe una nueva música colombiana radical. La agrupación también se abre paso y se busca un lugar en la música universal en medio de la dificultad de ser artista en Colombia y del reto de vencer las corrientes predominantes del estandarizado sonido internacional.
Buscar inspiración para la música en lo local es una alternativa que exploraron grandes músicos del siglo XX como Heitor Villa-Lobos y Violeta Parra. Esta apuesta implica el reto de la no repetición de lo que ya hicieron los ancestros y, a su vez, la conservación de su legado, presentándolo transformado en productos que cautiven al genio. La estrategia de creación está siendo comprendida por los músicos más que por otros artistas y Mija es un ejemplo de esta búsqueda en lo local para hacer una música que disfruta todo público. Sin embargo, lo que distingue a Mija de otras agrupaciones que viven procesos similares es que su búsqueda es muy involuntaria. Ellos encuentran los aires originales de su sangre colombiana de manera salvaje y espontánea. Tienen una jerga particular al momento de crear sus canciones: “hazle más sabrosiado”, dicen y así se entienden.
Mija crea relaciones directas con la música campesina colombiana, usando los instrumentos clásicos del rock. Alude a lo campesino del interior y lo campesino de las costas, al mismo tiempo, y de ahí surge un sonido extraordinario. ¿Cómo lo hace? Por un lado, la voz de Pablo Jiménez (Bucaramanga) usa en ocasiones las rasgaduras y giros característicos de algunos sonidos de la carranga y el torbellino, aires del interior del país. Por otro lado, las tonadas del bajo inventadas por el mismo Jiménez, las melodías de la guitarra creadas por Nicolás Marchena (Montelíbano) y los ritmos de la batería de Santiago Gardeazábal (Bogotá) se arrebatan como la salsa caleña, el currulao, el porro y la cumbia.
Todo ha ido cayendo como en suerte en el proceso de producción de su primer disco. Los miembros del grupo fueron encontrándose entre ellos y casi sin hablar, en principio, comenzaron a tocar. Luego, la amistad y la compenetración ha ido siendo cada vez más intensa e inquebrantable y eso se nota en la composición y en la presentación en vivo de la banda. A estos muchachos, que no se acomodan fácilmente a nada convencional, también los acompaña esa suerte de ser colombianos, la que celebra con los problemas y goza con la dificultad, porque siempre surge una solución de donde no se esperaba.
Mija ciertamente es una música arrebatada porque surge del corazón furioso de quien se la juega por el arte y la belleza en Colombia. Mija hace su música mestiza, indefinible, sin más aspiraciones que juntarse a gozar con los amigos del barrio, que resulta siendo la nación y el continente.
