Miguel Varoni recuerda el día en que Dago García le cambió la vida. Fue una llamada una mañana de junio del 2000. Dago estaba clavado en la escritura de los libretos de una novela cuando se le vino con tal fuerza la imagen de Varoni que no pudo nada distinto a marcar su número. Tenía un papel perfecto para él en su nueva novela. La sinposis que le dejó de la historia en la portería del apartamento era un monólogo de tres páginas. Lo miro con su esposa Catherine Siachoque, con quien está desde 1997 y se encontraron con un personaje llamado Pedro Coral. Desde que escucharon su voz, la pareja no paró de reír. No lo dudaron, Dago tenía razón: Varoni tenía que interpretar al protagonista Pedro Coral. No sabía en qué se estaba metiendo.
Las grabaciones empezaron el 2 de noviembre. Unos días antes había ensayado con Catherine, que además de ser su esposa era y sigue siendo su gurú. Al personaje le faltaba algo para cuajar que ella terminó reconociendo: “Pelo, te falta pelo”. Esa misma tarde su peluquero le armó la melena a punta de extensiones que con el movimiento de la cabeza le daba un carácter especial. Había nacido Pedro el escamoso.
Una particular escena que resultó por puro accidente no solo lo disparó a la fama sino que hizo a Pedro un personaje inolvidable. La escena del baile. Las tomas habían sido el 20 de diciembre del 2000, al ritmo de la canción Pa’ Mayté de Carlos Vives. El capítulo se estrenaba el siguiente marzo. Había expectativa, hasta el punto que Caracol anunciaba la pequeña sorpresa de lo que sería la novela más exitosa de la historia del canal. Unas horas antes a Dago García le llegó una mala noticia: los derechos de la canción de Carlos Vives no habían sido cedidos y se debía repetir la escena. Dago, recursivo, recordó que poseían los derechos de una canción llamada Pirulino de los Golden Boys. Cazaba perfectamente. El baile despertó en la serie una verdadera locura. A la mañana siguiente Varoni salió a trotar y no había avanzado cincuenta metros cuando un bus escolar se detuvo frente a él. Los niños se botaron a pedirle autógrafos. Los hechos hablaban por sí solos.
Aunque ganó todos los premios e incluso países como Francia hicieron una adaptación de Pedro el escamoso —France 3 realizó en el 2005 Le sens de Jean-Louis—,Varoni no se durmió en los laureles. Hijo de la legendaria actriz Teresa Gutiérrez y del músico argentino Américo Belloto sabía lo efímera que era la vida de un artista. Por eso quemó las naves en Colombia y se arriesgó a cumplir con la recomendación de pocos amigos: probar suerte en Estados Unidos.
Desde el 2003 su casa es la sede de Telemundo en Miami. Allí debutó con un derivado del Escamoso llamada Como Pedro por su casa y desde entonces nunca regresó a Colombia. Sin abandonar la actuación pasó a jugar un nuevo rol desde el que ha contribuido durante los últimos 16 años a transformar la franja de entretenimiento de Telemundo en los últimos años hasta convertirse en uno de los baluartes de producción de contenidos en español para el mundo latino dentro y fuera de Estados Unidos.
Cuando Varoni aterrizó en Telemundo, la cadena de propiedad de NBC, estaba rezagada frente a Univisión en la conquista del mercado latinoamericano. El viraje ha sido rotundo y ahora en la franja de la 10 pm Telemundo duplica en audiencia a Univisión, algo que no pasaba en 30 años de competencia. Por producciones como La Fan, una comedia en la que Varoni dirige y actúa o la sexta temporada de El señor de los cielos, producción que codirige, o la arrasadora serie sobre Luis Miguel, Telemundo tendrá este año USD 844 millones de utilidades, multiplicando por 4 los números que reportaba en el 2014, mientras que en Univisión, el canal de la familia mexicana Azacárraga espera una baja del 6% que equivale a menos USD 949 millones. En el 2017 Univisión promedió 789 mil espectadores, Telemundo le pisó los talones con 750 mil.
Varoni es uno de los rostros del canal en papeles que distan mucho de ser un galán como en Las Juanas. Puede ser un despiadado matón del Cartel de Medellín, puede ser lo que quiera. Los domingos es el único día que descansa. Allí se relaja escuchando a U2 y a los Rolling Stones, sus grupos favoritos y compartiendo con Catherine, los partidos de la liga española. Nacido en Buenos Aires y llegado a los cuatro meses a Bogotá en 1964, la combinación lo hizo un fanático del fútbol. Aunque nunca pierde de vista a Colombia, ve lejano el día en el que regresará a trabajar en el país que le dio el primer empujón en su carrera artística que mira con nostalgia pero no como un paso en su camino hacia adelante.