Miguel Polo Polo, el polémico tuitero uribista, pasó de ser una burla nacional por sus incoherentes declaraciones a una amenaza nacional al postular su nombre para representar a la comunidad afrodescendiente, negra y palenquera en el Congreso de la República. En gran parte, los responsables de esta amenaza somos los colombianos, que convertimos a Polo Polo en una figura pública al retuitear, compartir y burlarnos de cada ocurrencia del personaje en años anteriores.
No podemos decir que Miguel Polo Polo es un personaje inteligente, puesto que su absoluto desconocimiento del funcionamiento del Estado es más que evidente, pero la maquinaria de María Fernanda Cabal, su mecenas y jefa política, se ha aceitado de tal manera que un millar de colombianos sedientos de sangre, venganza y violencia están dispuestos a votar por sus tres irracionales protestas: permitir el porte legal de armas, expulsar a los estudiantes de las universidades públicas y acabar con el sindicato del magisterio Fecode.
Además, el tono de Miguel Polo Polo contra sus contradictores políticos es la ofensa, la calumnia y el ataque a las personas, no a las ideas. En un país tan paraco en sus ideas políticas, estas actitudes son aplaudidas por las masas enceguecidas que creen que las soluciones para el país provienen de la ley del plomo y del silencio.
Las circunscripciones especiales para comunidades afrodescendientes no permiten que los partidos políticos avalen candidaturas, por lo cual Polo Polo no pudo contar con un aval de Centro Democrático, sino pertenecer a una organización social o un consejo comunitario inscrito ante la Dirección de Asuntos de Comunidades Negras del Ministerio del Exterior.
Aquí reside el primer embuchado que la pareja Cabal-Polo Polo pretenden meterle a los colombianos, porque para inscribir su candidatura se inventaron un consejo comunitario de papel llamado De Polo a Polo, en el que acreditaron un potrero como un terreno productivo. Así como Polo Polo no obtuvo aval para lanzarse a la alcaldía de Tibú (Sucre), en 2019, para 2022 tampoco quiso avalarlo ningún consejo comunitario por no pertenecer a las luchas de las comunidades negras. Un hecho que parece descabellado, pero que podría terminar siendo real es que Miguel Polo Polo podría tener su propio partido político si alcanza la curul en 2022, puesto que la norma declara que el consejo comunitario que obtenga un escaño puede reclamar su personería jurídica.
El segundo embuchado de Cabal-Polo Polo es que su campaña no está concentrada en el interior de las comunidades negras. El candidato ha estado realizando una gira por ciudades capitales pidiéndoles el voto a personas que no pertenecen a las comunidades negras, en un claro engaño al elector y con financiación de María Fernanda Cabal.
Las comunidades afro han estado sometidas al olvido en los 200 años de historia republicana y son víctimas del conflicto armado y del negocio del narcotráfico. A pesar de estar ubicados en una de las zonas más ricas del planeta, el Pacífico, en Colombia, como particularidad planetaria, está sumido en la pobreza. La agenda de las comunidades negras comienza por el reclamo de ser reconocidos como sujetos de derechos: el derecho a la consulta previa, la soberanía alimentaria, la economía popular, la defensa del territorio, la implementación del acuerdo de paz, el debate sobre temas ambientales como el fracking o la minería.
Polo Polo desconoce estos temas y les da nula importancia en su agenda legislativa. Su propuesta se basa en desatar más violencia y en perseguir a las minorías excluidas. Así mismo, escoge presentarse como “un negro de derecha” para justificar la violación de derechos humanos en los que se basa su agenda legislativa. Propone armar a todos los colombianos como única forma de solucionar la seguridad ciudadana, desconociendo las causas que han originado la pobreza. El país que imagina Polo Polo es una Colombia donde la bala sea el alimento cotidiano.
Enceguecido por un odio contra Fecode, al cual acusa sin ningún sustento de ser responsable de la pésima educación en Colombia y de malversación de fondos (ignorando que es el Ministerio de Educación el administrador y ordenador del gasto), propone acabar con la educación pública en todos sus niveles, desde la educación básica primaria hasta la superior.
Su fórmula, en la educación básica primaria y secundaria, es la entrega de un bono educativo a los padres de familia para que los padres puedan escoger el colegio de su preferencia. Ignora el candidato que en la Colombia profunda, la que no conoce y donde habita mayoritariamente la comunidad afrodescendiente, se tiene suerte si los territorios cuentan con una institución educativa medianamente en funcionamiento.
La última propuesta de Polo Polo es la persecución a los líderes estudiantiles universitarios, a quienes califica de terroristas y pide la expulsión de las universidades por el hecho de participar en las movilizaciones sociales. El desconocimiento en este tema es tan profundo que ignora que si no hubiese sido por el movimiento estudiantil que originó la Constitución de 1991 hoy no tendría la posibilidad de aspirar a una curul en el Congreso.
Miguel Polo Polo solo responde a la agenda de María Fernanda Cabal, y esto es el despojo de la tierra. En su labor como congresista, Cabal ha impulsado reformas a la ley de víctimas y restitución de tierras con el fin de querer legalizar el despojo de tierras. Tenerlo a Polo Polo como congresista le daría a Cabal el silencio de las víctimas que tanto ha buscado.
El caso de Miguel Polo Polo debe enseñarle a la sociedad colombiana a no convertir en íconos populares a cuanto personaje ridículo y rimbombante aflore en las redes sociales. Hoy el daño ya está hecho y solo depende de un voto consciente evitar que les hagan conejo a las negritudes. Detrás de Miguel Polo Polo son muchos los grotescos personajes virales que están pidiendo pista en la política.
El tema de las curules de negritudes es tan ambicionado por los clanes políticos, que son muchos los que han visto la oportunidad de impulsar sus intereses personales. A continuación comparto con ustedes la columna que Daniel Johana Fuentes escribió para la revista Cambio: El negocio de las curules afro.
https://cambiocolombia.com/opinion/puntos-de-vista/el-negocio-de-las-curules-afro.
