La noche antes del 26 de septiembre, día de la firma de los Acuerdos en Cartagena, un ritual de yoga, acompañado de velas encendidas impresionó al Pastor Miguel Arrázola. Era el Círculo de mujeres de Cartagena que celebraban anticipadamente la paz. El Pastor no pudo sino ver la presencia de Satanás y no reparó en nada.
Antes de afirmar en su Facebook: “Una paz con ritos satánicos no es más que un intento de burlarse de Jesús Príncipe de paz. Triste que alcaldía permita esto en su misma puerta de pero no permita un espacio para orar al verdadero y único Dios”. Con el permiso el ritual se había celebrado en un espacio público al frente del edificio de La Aduana en la ciudad amurallada.
El mensaje del Pastor se volvió viral y de nada sirvieron las quejas de los organizadores que le exigían removerlo por estar desinformando. Nueve horas tardó el Pastor para acceder a la petición; horas claves en el in crescendo de la ola del No y en las que logró 45.000 likes. El daño estaba hecho: Santos era el diablo y su paz de cocinaba en el infierno de La Habana.
A la iglesia Ríos de Vida no sólo van miles de personas en busca de consuelo a sus problemas. Es una cantera desesperada. En los últimos cuatro años políticos como Campo Elías Terán, Dionisio Vélez, Manolo Duque y Antonio Salim Guerra buscaron al joven pastor quien cada día acumulaba más seguidores. El eco trascendió Cartagena y hasta allí llegó el candidato del Centro Democrático Oscar Iván Zuluaga, quien terminó ungido por el pastor que acuñó incluso slogan de campaña: “La paz se escribe con la Zeta de Zuluaga y no con la Ese de Santos”. Su preferencia política había quedado al descubierto.
La popularidad se la disparó en el 2012 una serie de supuestos milagros alrededor de la celebración del Bicentenario de la independencia. Entonces Ríos de vida se llenó de ancianos, minusválidos y agonizantes que buscaban un soplo de vida. Pero también los jugadores del Real Cartagena y de peloteros de las Grandes Ligas de Estados Unidos como Ernesto Frei, lanzador de los Tampa Bay quien terminó bendecido en matrimonio por Arrázola. .
La iglesia, ubicada en la pobrísima zona del Pie del cerro de la Popa, empezó a transformarse en un lugar de peregrinación. Una conexión con la gente popular que cosechó a raudal en la campaña por el Plebiscito. El 2 de abril con la marcha contra el proceso de paz el Pastor probó su fuerza. Con su voz como motor en el púlpito, Cartagena concentró como ninguna otra ciudad la protesta contra los Acuerdos de La Habana: “No queremos una paz que la cocinen los Castros, pedir la paz de La Habana es como pedir la salvación que provenga del infierno”. A partir de ese día Ríos de vida dejó de ser una iglesia y se transformó en el fortín del No en la Costa Atlántica.
Fue lejos. En la recta final, abrió las puertas para la sede de un debate de primera línea sobre el plebiscito. Con la moderación de su hermana la periodista María del Rosario, La nena, Arrazola, invitó a participar por el No a los senadores Paloma Valencia y Fernando Nicolás Araujo y por el Si el ministro Juan Fernando Cristo y a la ex alcaldesa de Cartagena Judith Pinedo. Solo llegaron los Uribistas con lo cual el encuentro se volvió un acto proselitista.
Con el paso de la campaña su discurso se hizo cada día incendiario. En este video cita al profeta Daniel en el versículo 11:17 del La Biblia, señalando nuevamente a Juan Manuel Santos como el anticristo.
Polémica en Cartagena por pastor que obliga a sus feligreses a votar por el no pic.twitter.com/xxqK3MZdLd
— EL HERALDO (@elheraldoco) 1 de septiembre de 2016
El resultado del plebiscito le disparó la euforia que no ha disimulado en sus videos como tampoco la certeza del peso de su palabra en los 64.000 votos que puso el No en Cartagena, paradójicamente la ciudad escogida por el Presidente para impulsar el Si con la vistosa firma del Centro de Convenciones, uno de sus fortines electorales donde no logró arrasar.
