Miércoles de ceniza y los 40 días de vacaciones

Miércoles de ceniza y los 40 días de vacaciones

"Solo el silencio del campo nos puede salvar de estas tediosas fechas a los que no gastamos neuronas en buscar la verdad absoluta de un Dios"

Por: Daniel Josué Arévalo Manzano
febrero 10, 2016
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Miércoles de ceniza y los 40 días de vacaciones

El miércoles de ceniza es el día en que la mayoría de personas escapan de las labores o el ocio para ir hacer largas filas en los templos católicos donde le marcan la frente con una cruz negra. Todos ellos tienen un interés de por medio, desde la convicción, pasando por la represión familiar y llegando hasta los creyentes ignorantes, que lo hacen por costumbre religiosa.

En los colegios y escuelas también se ve el afán por convertirse en buenos hijos del rebaño: llevan a los alumnos ante el altar para que estampen el sello de Jesús en sus almas. Otras con mayor envergadura religiosa preparan la misa en el patio de la institución o las de educación para clase alta que ofrecen la liturgia en capilla al estilo barroco. Para los estudiantes el miércoles es la oportunidad de no presentar la tarea, de aplazar la evaluación o también de cancelar el partido de fútbol con los del otro salón; los que estudiaron para el examen se quejan y el que ni repaso se echa la cruz mientras se ríe de la buena suerte. Los docentes y estudiantes olvidan que Colombia es un Estado laico en donde sus habitantes tienen la libertad de elegir credo, llevarlos o traerles la ceniza es una práctica manipuladora, donde jóvenes son vulnerados psicológicamente.

En las oficinas y fábricas también huyen hacia las interminables filas de peregrinación para escuchar personalmente la frase “polvo eres y al polvo volverás”. La mayoría de los trabajadores elige la tarde, salir para no regresar, siempre y cuando el patrón crea en el ritual y no sea tan capitalista. Los que trabajan en la informalidad, también corren a las puertas del altísimo, pero para vender la estampilla, el rosario, la veladora y la cabuya para hacer los credos.

En la Colombia del Divino Niño y la Virgen del Carmen también existen los que lanzan frases como “estúpidos fanáticos” y los que responden “ateos…ovejas descarriadas del señor”, esos mismos que le suben el volumen al noticiero cuando pasa la nota del miércoles de ceniza, compuesta por las imágenes de  iglesias atiborradas de gente, del niño con la cruz abstracta en la frente que pide la paz para el país, la respuesta apasionada de la señora, el mensaje de esperanza del cura de moda y el fuera de serie de todos los años, las quemaduras de primero y segundo grado en algunos piadosos a causa de la tinta, desde ese momento el personaje lesionado tiene que llevar la responsabilidad de ser el anticristo para amigos y familiares, ¡le salió caro la robada de cámara en cadena nacional!.

Los feligreses después de recibir el símbolo de muerte en el rostro no pueden evitar verse en un espejo, no es una acción inmediata, pero sí es segura. Muy pocos quedan conforme con el pulso de maraquero del que los tizno, que los de mente abierta lo relacionamos con las picardías del celibato. No todas parecen “X”, hay impresiones en la piel que son correctas en sus líneas, que de solo verlas dan ganas de persignarse, pero el tiempo es valioso en la vida como para perderlo de esa manera. Lo único que se me ocurre es que  inventaron un molde en forma de cruz, para ahorrar la fatiga de los ancianos clérigos. Es como marcar ganado pero a lo voluntario. Solo para fieles religiosos, con todo el respeto que me merecen ¿Usted se la pondría permanente?

En Villa del Rosario, Norte de Santander, donde el clima puede alcanzar temperaturas máximas de 36ºC mantener embadurnada la frente todo el día es imposible, la figura imperfecta o la lineal marca del sello se convierte en un lagrimeo negro que llega hasta los ojos, produciendo una amorfa personificación de Gene Simmons por las calles del municipio fronterizo.

Los expertos en el tema, dicen que es la preparación a la semana santa, que se deben contar 40 días para llegar al domingo de Ramos. No voy a desconocer que algunos fervientes se entregan a los parámetros religiosos en cuerpo y alma, cumpliendo a cabalidad lo que denota la palabra “cuaresma”,  (oración, ayuno y limosna), pero acá vivimos sumidos de hipócritas que viven vomitando frases cargadas de doble moral.

El miércoles de ceniza es el inicio del conteo regresivo para los que esperan darse un merecido descanso, porque el colombiano emprendedor tiene que aprovechar la época decembrina y esperar con ansias las vacaciones para gastar parte de los ahorros en el “puente más largo del año”, frase cliché de reportero en pésimo canal de televisión. Los que trabajan intentarán salir de su hogar por algunos días, ir al pueblo, la costa, la finca o por lo menos ir el jueves “santo” al río y el viernes subir al cerro, lo importante es salir del agobio cotidiano, sea turismo religioso que va desde visitar El Señor de los milagros de Buga, La Catedral de Sal de Zipaquirá hasta el recorrido por El Vaticano, lugar en que no puede faltar la selfie en La Plaza de San Pedro acompañada de un “bendecido y afortunado”.

Los trabajadores de a pie tampoco improvisan en la “semana mayor”, ellos no conjugan el verbo pasear y disfrutar, se quedan en el círculo vicioso de “trabajar, trabajar y trabajar”, no con la felicidad que se requiere, sino con la necesidad de sobrevivir cada día. En ese gigantesco grupo de personas, se encuentran los que aprovechan la estampida de turismo  para hacerse su agosto, realidades de otras zonas del país, porque en Villa del Rosario  no esperamos a nadie, ni los traídos por la religión y mucho menos por el ocio, solo vendrán los que les interesa el cambio de divisas para obtener algún producto o servicio de Venezuela, algunos capitalistas lo llaman contrabando.

La semana santa llegará a mi casa y a la de ustedes. Solo el silencio del campo nos puede salvar de estas tediosas fechas a los que simplemente no gastamos neuronas en buscar la verdad absoluta de un Dios. No se me hace ni necesario ni dependiente creer en algún credo religioso para continuar viviendo, de igual si existe el cielo o el infierno e independientemente a donde llegue, tendré amigos y familiares para conversar en los dos lugares.

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