Yo no sé muy bien si Francisco y Catalina Uribe Noguera encubrieron a su hermano. Yo incluso no sé qué haría si mi hermano desata un infierno como el que sucedió en el edificio Equus el 4 de diciembre del 2016. Lo que si no encuentro asidero es en la falta de respeto de los Uribe Noguera al demostrar tanta alegría después del fallo absolutorio que sucedió esta mañana en Paloquemao. En el juicio solo se veía gente linda, blancos de pelo grueso y hablar pasito, educado. Atrás quedaron las sospechas que despertaron un juicio de casi tres años: conversaciones de wasap misteriosamente borradas, cámaras de seguridad confusas, versiones que se contradecían. Los Uribe Noguera celebraban por algo que viene pasando desde hace siglos en este pastizal: acá el rico siempre gana y el pobre siempre pierde.
Porque mientras los hermanos Uribe celebran en el Tambo Cauca una familia pasa hambre. Una familia que Colombia empieza a olvidar. La vida no ha sido buena para los Samboní. Se tuvieron que ir a Bogotá porque en el Tambo la violencia y el hambre los sacaron al principio de la década. Y en la capital encontraron el horror. Otra vez una familia colombiana es masticada, aniquilada por el anquilosamiento de la capital, una ciudad manejada por un puñado de familias que se creen de mejor sangre que la que puede tener el pueblo de a pie. Cuando lo perdieron todo ese 4 de diciembre del 2016, la tarde en la que un desgraciado se llevó a su pequeña Juliana para violarla y después matarla a mordiscos, supieron que no habría escapatoria para el sufrimiento que les había tocado en esta vida.
Ahora están en el Tambo aguantando frío y hambre, con la dignidad intacta pero con una tristeza que les ha hecho que la vida sea una tortura. ¿Qué pensará la familia de Yuliana al verlos sonreír? ¿no debieron Catalina y Federico pensar en toda la gente que los detesta, en los propios papás de Yuliana? Y ahí están las redes encendidas condenándolos. Ellos se convirtieron en el símbolo de lo que odiamos a los oligarcas en este país. Lástima, hoy revictimizaron a Yuliana