La brecha entre el fútbol femenino y el fútbol masculino se está haciendo cada vez más notoria. Los sueldos extraordinarios que pueden ganar James o Cuadrado equivalen a miles de salarios de las chicas superpoderosas que nos representan en la selección Colombia. Pero no solo en ese aspecto hay diferencias, el valor de mercado entre las futbolistas y los jugadores es exagerado.
Para poner un ejemplo, el costo de James, un jugador que ya está cerca del retiro, está cercano a los 13,5 millones de dólares, algo así como 58 mil millones colombianos, y ni siquiera es el jugador más caro de la selección Colombia masculina.
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A diferencia de él está Leicy Santos, la número 10 de la selección femenina. La jugadora nacida en Lorica pasó de Santa Fe al Atlético de Madrid en 2019, y el club colchonero pagó 8 mil dólares por sus servicios, un precio que equivale a 34 millones de pesos. A día de hoy es la jugadora más costosa de la selección femenina y ni siquiera está cerca de valer lo mismo que jugadores comunes, por los que pagan hasta 100 mil dólares.
🇨🇴/ La centrocampista colombiana Leicy Santos renueva contrato con el Atlético de Madrid hasta el 2024.
La internacional llegó al equipo rojiblanco la temporada pasada y ahora continuará por el excelente desempeño que ha mostrado la ex jugadora de Independiente Santa Fe. pic.twitter.com/bACPsMPvoX
— Tarjeta_Rosa 👩🏽💻🎙 (@rosa_tarjeta) August 6, 2020
Las diferencias son escandalosas e injustas, sobre todo cuando se ve que la selección Colombia femenina está haciendo muchos más méritos que la masculina, quienes ni siquiera logran pasar a una final de Copa América.
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