Tengo miedo, un miedo inmenso de ser mujer, de llevar una vagina, de pensar que aunque bien puestas llevo mis tetas, debo esconderlas entre la pena que la sociedad me otorgó por tenerlas, sin haberla reclamado. Tengo miedo del morbo que a diario nos asecha a las mujeres, que hace que día a día nos convierta en víctimas y mártires, por el hecho de ser mujeres.
En las dos últimas semanas se han visto reacciones de todo tipo y no es para menos, la atrocidad que Rafael Uribe cometió, solo me recuerda una vez más, la película de terror en la que nos tenemos que levantar todos los días por el hecho de ser mujeres. El caso ya lo saben todos: secuestro, violación, tortura, feminicidio…
Las colombianas tuvimos que soportar con inmenso dolor que en menos de una semana le arrebataran la vida a Dora Lilia en Buga (quien no estuvo lejos de recibir el mismo castigo que Rosa Elvira Cely, por lo mismo, por ser mujer), asesinaran de la manera más atroz a Yuliana, quien no tuvo, ni tendrá jamás la oportunidad de convertirse en mujer y terminar la semana con la perla de ver como le desfiguran la cara adivinen a quien, pues a otra mujer en una calle del norte de Bogotá, por “no manejar bien y obstruir el espacio privado”. Qué sigue? Que nos juzguen y nos traten como en la India, donde las mujeres se convierten en culpables y en únicas responsables de los vejámenes a los que son sometidas? En Colombia no solo ya no se puede ser mujer, vestirse como venga en gana, salir de día o de noche, manejar un auto, sino que además ya no se nos permite jugar en las calles, es lo que propiamente diría Yuliana y seguramente ahora tienen que repetir sus amigas de la misma edad, quienes fueron testigos de su desgracia.
Así, los medios, el internet y las opiniones encontradas de todos y el morbo y el suicidio inverosímil del celador del EQUUS 66 y el olvido del caso de Dora Lilia y el de la mujer que por ser lesbiana en Antioquia, también fue violada y a quién no le pusieron atención, porque cometió el error no solo de ser mujer, sino además de ser lesbiana. Y entonces en cambio de dar captura a su vecino violador, la policía lo protegió de la turba amenazante que quería lincharlo y como siempre pasa… se escapó. Entonces veo post donde muchos dicen “Violencia con violencia no se paga”, “ si linchan al violador, se están comportando como él”, “quieren ser del primer mundo, pero quieren matar al violador”, “No a la pena de muerte”… Sin embargo, no olvidemos que todos se volvieron “haters” del reggaeton y entonces al mismo tiempo hablan de lo malvado que es Maluma (con palabras bastante violentas) y de su letra abrumadora, en esta sociedad donde jamás se habían escuchado ni “perreado” tales letras abominables.
Es realmente asqueroso que la doble moral del colombiano sea capaz de levantar la voz hoy e indignarse a medias, para mañana musitar todo lo contrario. Hombres allá afuera (Allá afuera en el mundo virtual) muy valientes postean que la violencia no es el camino, que las mujeres estamos siendo demasiado violentas con lo que deseamos hacia tales violadores y entonces la moda es tildar a las mujeres de feministas o feminazis. ¡Como si no hubieran sido bien-paridos por una mujer!
Cuanta falta les hace una vagina a algunos de ustedes, hombres que creen saber perfectamente como se solucionaría la vida de la colombiana, si tan solo entendiéramos en nuestro ejercicio de ser mujeres, que ser violada se debe ver con mesura y calma, con un aire tenue que nos permita pensar con toda tranquilidad cual sería el mejor castigo para el agresor, sin que esto genere violencia alguna, porque acuérdense mujeres que para llegar a ser de primer mundo no se debe ser violenta. Pero también recuerden que si Rosa Elvira, Dora Lilia, Yuliana, Natalia Ponce, las mujeres lesbianas y todas aquellas que han sido violentadas de alguna forma, hubieran sufrido este tipo de agresiones en el primer mundo, la justicia hubiera actuado en la mayoría de los casos de inmediato y entonces aunque sintiéramos mucho dolor en nuestras entrañas, trataríamos de estar tranquilas, y tal vez gritaríamos, y tal vez se nos vería violentas, pero ya no habría nadie quien nos juzgue por violentas al sentirnos frustradas, violadas, asesinadas, burladas, porque la justicia habría hecho lo suyo, pero que cagada les toco y nos sigue tocando diferente.
Hoy, aunque siento miedo quiero seguir adelante, y luchar por los derechos que como mujer le corresponden a mi madre, mi hermana, mis tías, primas, amigas, abuelas, vecinas, a mí. La solución? Seguir adelante mujeres, somos fuertes y somos muchas, somos fuertes y somos valientes, somos fuertes y somos inteligentes. Nuestro deber es seguir en pie y abrir las mentes y voces de las que aún callan y decirles que somos todas luchando por ellas y por nosotras. Que las Rosas, Doras, Yulianas, Natalias, Andreas, Lesbianas, Negras, Gordas o Flacas exigimos ser libres, que podemos salir a las calles como se nos de la gana, que no debemos avergonzarnos de nuestro cuerpo, que no somos débiles, ni brutas. Mujeres! somos la voz de las que ya no están y de las que van a llegar a este mundo y sobre todo a este país, donde como lo dije en otro artículo anterior, el delito más grande es haber nacido mujer.
