Micos, tucanes y culebras: la venta clandestina de animales en Bogotá

Micos, tucanes y culebras: la venta clandestina de animales en Bogotá

En la plaza del Restrepo aún se consiguen las exóticas especies traídas desde lo profundo de las selvas y que comerciantes como Hernán ofrecen por debajo de cuerda

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octubre 18, 2021
Micos, tucanes y culebras: la venta clandestina de animales en Bogotá

El hombre baja las escaleras desde el segundo piso de la plaza de mercado del Restrepo con sigilo. Duda cuando la señora que al frente de la puerta vende tres pares de medias por cinco mil pesos le hace una señal. Se acerca. Viste un traje de paño de color azul celeste. No lleva corbata, pero está muy elegante para ser un simple intermediario. Su negocio, prohibido y perseguido, se mueve silencioso entre la plaza.

Después de creer que necesito un ave exótica para mi hija por su cumpleaños, saca el celular del bolsillo y me enseña varias imágenes de perros de raza, conejos y un loro que me ofrece por cien mil pesos. Los perros ShihTzu, de los que dice son originales, valen, cada uno, $1.300.000. Tiene dos. Se ven enjaulados al lado de un perro sin raza que ofrece por $70.000. El labrador golden retriever cuesta un millón. EL loro es ilegal. La venta de perros no, pero la forma en que los vende en la calle, sin ningún tipo de cuidados o documentación, respaldo médico y de procedencia exigidos por el ICA, sí lo es.

El vendedor se llama Hernán. Hasta hace dos años tenía un local de animales dentro de la plaza, donde lo conocen todos. Vendía animales permitidos y uno que otro que era prohibido. Lo hacía por encargo. Desde que las nuevas leyes obligaron a que los animales no podían venderse en plazas de mercado, por su cercanía con la comidas crudas y cocinadas, se convirtió en un comerciante clandestino.

No es el único que vende animales en la calle. “Más tardecito llegan los otros”, dice la señora que vende las medias. Son las 9:00 a.m. La compra y venta de animales en este punto de la ciudad tiene todos los ingredientes de un negocio ilegal. Atienden en voz baja. La mercancía, que en este caso son los animales, no los tienen ahí. Están escondidos. Basta una llamada para que en menos de media hora traigan lo que ofrecen. Hernán y los demás vendedores consiguen varias especies exóticas. Algunas se pueden demorar un par de días, pero las traen. Hay que dejarles el 50 por ciento de lo que vale el animal para firmar la seriedad del negocio.

Los animales que son ilegales Hernán no se los vende a cualquier persona. Eso dice. Tiene sus clientes. Hace unos meses lo capturaron vendiendo un tucán. Un abogado lo libró de la cárcel por un millón de pesos. Hernán tenía un local en la plaza del Restrepo, pero desde que le sellaron el local vende a la escondida. Sus contactos son los contrabandistas que consiguen cualquier animal a un buen precio. Dentro del catálogo hay loros, culebras, salamandras, tortugas, aves y peces exóticos y hasta un tucán que vale un millón y medio. “El tucán se le demora, pero se le consigue”, me dice sin titubear. También vende micos como el mono tití y el maicero. Su precio llega a los dos millones. Las puertas de los negocios dentro de la plaza cerraron, pero la venta continuó. Y Los precios subieron.

Durante una de las últimas redadas que las autoridades hicieron en la Plaza del Restrepo en marzo de 2020 rescataron 148 animales, de los cuales 48 estaban en malas condiciones. En esa oportunidad encontraron seis cadáveres. Fue el último día de trabajo para quienes vendían animales. Llevaban más de 50 años en ese lugar, desde que se fundó el 4 de julio de 1964. La plaza de mercado del Restrepo es la más grande de Bogotá. Tiene 750 locales distribuidos en dos pisos.

Hoy dentro de la plaza solo están los locales que venden peces de acuario, que los comerciantes llaman animales ornamentales. Pero desde el pasado 11 de agosto quedó en firme la norma que señala que ningún animal vivo puede ser vendido en las plazas de mercado. Ahora ni siquiera los peces decorativos pueden ser comercializados allí. Los cangrejos que se exhibían en bombonas de vidrios como ingredientes principales de los jugos multivitamínicos y que se echaban vivos a la licuadora, también fueron prohibidos por maltrato animal.

El objetivo de las autoridades y de animalistas como la concejala Andrea Padilla es acabar con el comercio de animales vivos y sobre todo el tráfico, negocio ilegal que es el cuarto más rentable en el mundo, después de la venta de drogas, armas y el tráfico de personas. El vender animales mueve en el mundo, según la ONU, US $10 mil millones al año. La mayoría de los animales traficados en Colombia, gran vendedor de fauna ilegal, van para el mercado extranjero.

La venta de animales es un buen negocio. Por eso Hernán, quien se quedó sin local, seguirá atendiendo a sus clientes en la puerta de la plaza. Por lo general le piden perros y gatos de buenas razas que consigue en un par de horas. Pero a sus clientes especiales, los que van en busca de algo exótico y “exclusivo”, los trata con cuidado: solo efectivo y por teléfono. El negocio de la venta ilegal de animales no parece tener fin. De las selvas colombianas seguirán llegando las especies, atormentadas y condenadas a la jaula.

 

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