Mia Khalifa nunca se sintió sexy durante su juventud. Su físico le generaba más complejos que otr cosa. Durante sus años de escuela no fue muy amiguera. La recuerdan como una chica muy concentrada en sus estudios que nunca salía a fiestas. Así fue hasta que llegó a la universidad. Cuando creció su figura se hizo más esbelta y el tamaño de sus senos aumentó exponencialmente. De tal forma que esa parte de su cuerpo llamaba la atención de quienes la miraban, sin importar qué tan tapada anduviera.
No fue casualidad que un día en Miami la pararan en la calle. Mia Khalifa recuerda que un individuo frenó su lujoso auto y se bajó a donde ella estaba. El personaje era un productor de porno que le dejó una tarjeta de contacto y la cabeza llena de dudas. La joven libanesa, que para entonces ya estaba adaptada a la cultura norteamericana, no tenía los tabúes y los prejuicios que caracterizan al mundo árabe. Para ella el sexo era algo natural ante lo cual no había que escandalizarse. Fue así como después de unos días de pensarlo se animó a llamar al productor de porno. Antes de dar el sí se dio un paseo por las oficinas. Le gustó el trato que recibió y el ambiente que le generó confianza. Aceptó la propuesta pensando que solo sería una experiencia más en su vida y que nadie iba a ver el vídeo en cuestión.
Su paso por la pornografía fue corto pero intenso. Aunque fueron tan solo unos meses los que hizo escenas eróticas que quedaron inmortalizadas en vídeos, el éxito fue desde el primer momento. Lo que inicialmente surgió como una idea loca para cumplir una fantasía en secreto, la disparó a nivel mundial. En todas partes su cara empezó a ser conocida. El vídeo que la lanzó al estrellato es uno donde aparece practicando sexo con un hijab. Esto le valió amenazas del Estado Islámico y el interés de la prensa en todo el mundo. A los pocos meses de haber debutado en el porno, decidió retirarse.
Sin embargo, ya era tarde. Intentó conseguir un trabajo normal usando su carrera universitaria. Era imposible porque los hombres siempre la reconocían. Tras un tiempo encerrada sin siquiera salir a la calle cayó en cuenta que podía usar su fama a su favor. Fue así como empezó a generar contenido para redes sociales y abrió un canal de Youtube. Pasó de tener un Instagram personal con 300 seguidores a tener los 20 millones que tiene hoy. El amor también tocó a su puerta. Por medio de sus redes sociales conoció al afamado chef sueco Robert Sandberg, quien dejó a un lado su pasado y se enamoró de ella. La pareja ya anunció su compromiso y sus planes de formar una familia.
Hoy día la libanesa no se enorgullece de su pasado en el porno. En varias entrevistas contó que era una niña de 21 años cuando entró a ese mundo y no dimensionó lo que estaba haciendo. Reveló que tampoco es un negocio tan lucrativo como se piensa pues ella solo ganó USD 12.000 por toda su carrera y actualmente no recibe un centavo por vídeos que todavía generan dinero a productoras y páginas. En todo caso, Mia Khalifa no puede desconocer una cosa: gracias a la pornografía hoy es toda una estrella que sigue despertando el interés de la prensa y la gente en el mundo entero.