Mi vida fue feliz hasta el día en que mi madre falleció. Un cáncer severo se la llevó en menos de tres meses cuando yo era apenas una niña. Años más tarde me vine a enterar el sufrimiento tan grande que padeció por causa de un verdad que fue tan dolorosa, que se somatizó en forma de cáncer de páncreas que me la quitó en un abrir y cerrar de ojos. Creo ahora que la única razón por la que ella luchó por sobrevivir sus últimos días, era yo.
Pasaron algunos meses después de esa tragedia cuando comencé a notar cosas extrañas en mi casa. Había un amigo de la familia de muchos años - tío para mí- que de un momento a otro prácticamente se quedó a vivir en casa. Al principio yo no le vi ningún problema a eso, pues yo era una niña y en a esa edad era muy inocente. A medida que crecía empecé a nota cosas raras entre mi padre y mi "tío". Se estrechaban las manos cuando se sentaban en la sala, se abrazaban y se deban besos. Eso me confundía muchísimo pero nunca dije nada a nadie por miedo, porque no me parecía bien. Algunos fines de semana mi papá tenía que viajar por su trabajo. Esos días mi tío llevaba gente muy rara a la casa y en medio de trago y drogas se besaban y se tocaban sin ningún pudor en frente mío. Cuando llegué a la adolescencia fue muy traumático para mi saber que mi papá era homosexual. En el colegio mis amigas me decían cosas que me entristecían y muchas veces me sentí tan sola y triste que pensé en acabar con todo de una vez y quitarme la vida.
Un día uno de los amigos de mi tío en medio de uno de sus bacanales, trató de pasarse conmigo. Eso llenó mi copa y como le conté a mi papá todo, echó a mi tío. Pero luego todo empeoró. Mi papá se volvió muy promiscuo y lo que antes pasaba cuando él estaba fuera, se volvió cosa de casi todos los fines de semana. Sufrí mucho cuando me desarrollé, porque no tenía a mi mamá que me dijera que hacer. Fueron mis amigas en el colegio quienes me enseñaron como usar toallas, etc. Tenía una gran confusión en mi cabeza porque no sabía si me gustaban los niños o las niñas. Un día intenté besar a una de mis mejores amigas y se armó un escándalo muy grande. Perdí una de las personas que más me había apoyado en mi vida. Mi papá lo único que atinó a decir fue: "ella se lo pierde". Cuando cumplí la mayoría de edad me fui de mi casa. Usé drogas, dormí en la calle e hice muchas cosas de las cuales hoy en día me arrepiento. Como frecuentaba muchos bares gay, conocí a muchas personas en mi misma condición. Sus vidas eran miserables porque sus padres, o madres eran gay y se fueron a vivir con sus parejas estando ellos pequeños. Hoy en día muchos de ellos ya no están. Se suicidaron, murieron enfermos, en fin. Gracias a la vida, conocí un hombre que me apoyó mucho. Después de largos años de tratamiento psicológico perdoné a mi padre y aprendí a sobrellevar ese dolor porque olvidar es imposible. Tengo una hermosa familia y me siento orgullosa de decir que mi esposo y mis hijos son lo máximo. Son mi realización total. Cuando recuerdo a mi madre, me doy cuenta de todo lo que sufrió cuando se enteró que mi papá la engañaba con su mejor amigo. Fue tan profunda esa herida que no sobrevivió.
Invito a la comunidad gay que vivan sus vidas como quieran pues son libres de hacerlo pero no adopten.
