En las recientes semifinales de la Champions oía la entrevista realizada a Benzema al finalizar el partido de ida contra el Manchester City al decir que: “para errar penales primero hay que intentar cobrarlos”; el hecho de botar un penal no significa mandar al ostracismo al cobrador, por el contrario, significa que se tuvo la suficiente gallardía y “güevos” para pararse a doce metros de una cancha que se va haciendo más pequeña y ante los ojos de millones de espectadores, ¡Cómo si ya no fuese suficiente presión con la del estadio!
Mi problema con Luis Díaz se origina desde el partido de semifinales por copa América 2021, en que se llegó a tanda de penales y nuestra “promesa” no tuvo las agallas de patear un penal, cosa que sí hicieron en su momento Yerry y Davinson, a los cuales no bajamos de troncos e impedidos.
Igualmente es de resaltar la desidia presentada por Luis Díaz en el trayecto de eliminatorias donde se alcanzó la bochornosa cifra de siete partidos de la selección sin lograr anotar ni un gol, aunado al inédito gol que erró con el arco a merced contra Ecuador; claro está, los Zapata, los Valoyes, los Cuadrado, e incluso, los Rodríguez, tienen el mismo grado de responsabilidad.
La gente se llena la boca diciendo que si Colombia hubiese clasificado al Mundial de Qatar haría un ridículo monumental por el juego desplegado a lo largo de las eliminatorias, sin embargo, la selección se ha caracterizado recientemente por dar cara a los rivales más fuertes tanto del continente como a nivel mundial, de igual forma el hecho de no asistir a la cita mundialista ya ha sido analizada como un fracaso y una pérdida para la economía regional.
Además, sólo a modo de ejemplo son más las veces en que Argentina ha jugado mal y ha clasificado al mundial que las veces en que ha desplegado un buen nivel, sin embargo, saben que asistir a la fiesta mundial es un privilegio de sólo 32 naciones de las casi 205 que luchan por un puesto (incluso más naciones que las vinculadas a las Naciones Unidas).
Mundial es Mundial sea llegue como se llegue, lo importante es asistir a una contienda que no sólo deja ganancias a nivel económico dentro de los pequeños y grandes comerciantes, sino además pone ante los ojos del mundo a jugadores que se pueden destacar en “solo” 3 partidos y asegurarse un estilo de vida único. No, no es conformismo, es ganas de cambiar las cosas y volvernos una selección más canchera, desde ahí parte el verdadero cambio, sin ídolos de humo y sin falta de carácter.