Aleluya, aleluya, tenemos vacuna.
El año pasado los escépticos, apocalípticos e incrédulos vaticinaban la creación de las vacunas para dentro de cinco años.
Pero, por gracia de la ciencia y el don divino de su creatividad, se descubrieron antes de lo imaginado. Y hoy son una realidad que no dimensionamos completamente.
Lamentablemente, por la condición humana, su egoísmo y ambición, la vacuna no es patrimonio de la humanidad y son las naciones más desarrolladas las que primero han salvado sus vidas... lo que sobre para las pobres, o si no que las compren.
Afortunadamente, el liderazgo de Biden y el papa Francisco ha sensibilizado a las feroces multinacionales a que hagan algunas concesiones para que les lleguen a los mas pobres y necesitados.
En nuestro país no ha faltado la corrupción y el clasismo en la vacunación. Son muchos los que se han saltado la fila, las enfermeras que han engañado a los vacunados y los que han viajado al extranjero para salvarse.
Me aplicaron mi primera dosis de la Pfizer y no creo que me hayan inoculado el 666 del apocalipsis. Al contrario, Dios dijo "ayúdate que yo te ayudaré".
No he sentido absolutamente nada. Y me sentiré mas libre y seguro después de la segunda dosis.
No le debo nada a mi EPS ni menos al gobierno.
Es su deber constitucional y legal.
Este gobierno negligente e inepto no fue capaz de haber negociado las vacunas para desde mas antes. Son muchas las vidas que se habrían podido salvar.
Gracias a la presión ciudadana hoy ya avanza significativamente la vacunación y vamos teniendo un respiro mas optimista.