No tengo duda de que las tres semanas más felices que ha vivido el país en mucho tiempo se dieron entre el 14 de junio y el 4 de julio pasados.
Llevábamos 16 años sin asistir a un Mundial de Fútbol y Brasil nos abrió las puertas para que los dirigidos por el profesor Néstor Pékerman pusieran a Colombia en lo más alto del balompié orbital.
De entrada comenzamos con desventaja por la ausencia por lesión del estelar Falcao García. Pero por fortuna nos tocó un grupo relativamente fácil con Grecia, Costa de Marfil y Japón.
En el primer juego ante los griegos Colombia demostró que estaba para grandes cosas. Fue un partido en el quedó en claro que James Rodríguez iba a ser figura, que Cuadrado estaba en un inmejorable nivel y que Ospina era el arquero. Al final un contundente 3-0 y el campanazo para todos los rivales de que Colombia podía jugar en igualdad de condiciones con quien se le pusiera en frente.
Luego nos correspondió un complicadísimo encuentro con Costa de Marfil. Los africanos siempre complican por su talla. Pero apareció la figura de James para abrir el marcador y sacar a Colombia de dificultades.
En calidad de suplente ingresó al campo de juego un muchachito de sólo 21 años. Su nombre: Juan Fernando Quintero. James roba un balón en la mitad de la cancha que termina en poder de Teófilo, quien corre unos metros y descarga en Quintero. El crack del Oporto se hace al esférico y define como los dioses, con clase. Después vendría el descuento de Costa de Marfil, pero ya el juego estaba liquidado. Colombia a segunda ronda, pese a que aún faltaba enfrentar a Japón. Contra los asiáticos los de Pékerman fueron demoledores. James ese día estaba intratable y marcó dos golazos.
Ahora el rival, en octavos de final, era Uruguay.
Los charrúas, dos veces campeones del mundo, saltaron a la cancha del estadio Maracaná sin su principal figura, Luis Suárez, quien fue sancionado por la Fifa por haber mordido a un rival en un partido de primera fase.
Fue la tarde de James. El cucuteño, en el primer tiempo, recibió un balón que paró en el pecho y, sin dejarlo caer, tiró al arco de Muslera y golazo de Colombia. Un gol que fue considerado como el mejor del Mundial. Al arrancar el segundo tiempo James anotó de nuevo y Colombia a cuartos de final.
Jugar con los equipos locales siempre ha sido complicado, pese a que en el país mucha gente decía que era preferible enfrentar a Brasil y no a Chile. ¡Qué bah! Lo más normal es que a los anfitriones, por ejemplo, los árbitros les ayuden. Y a Colombia le sucedió eso en el estadio de Fortaleza con un tal Carlos Velasco Carballo, un español que le metió la mano al partido para sacarnos del Mundial, no obstante que los de Scolari no eran más que los nuestros.
Pese al descarado arbitraje de Velasco Carballo, hay que reconocer que aquel 4 de julio Colombia no jugó su mejor partido y que Pékerman no vio bien el juego. En los primeros minutos ya íbamos abajo en el marcador y los nuestros se dejaron enredar de un mañoso Brasil. En la etapa complementaria los brasileños marcaron el segundo de tiro libre y la estantería se nos vino abajo. Me pregunto: ¿por qué Pékerman no contó con Quintero para todo el segundo tiempo? Sólo lo incluyó cuando ya había poco o nada qué hacer.
Fue un final triste, con James y sus demás compañeros llorando. El mismísimo Diego Maradona diría después que desde hacía muchos años no veía un arbitraje tan parcializado como el de Velasco Carballo.
Pese a que nos quedamos en cuartos de final, para mí el personaje del año en Colombia es la selección de fútbol por habernos hecho soñar, por habernos dado las tres semanas más felices que hayamos vivido en años, por la fiesta en que se convertía el país cuando jugaba el equipo, por Cuadrado, por Ospina, por James como goleador del certamen, por Mondragón.
P.D. Amén de que mi personaje del año es la selección Colombia, mi deportista de 2014 es el ciclista boyacense Nairo Quintana por su flamante victoria en el Giro de Italia, la segunda carrera por etapas más importante del mundo. Estoy seguro de que si el de Cómbita no hubiera sufrido esa terrible caída en la Vuelta a España, el título de la general se habría venido para Colombia. Sin embargo, ¿qué tal un podio de deportista del año con Nairo y James en el primer lugar, seguidos de Caterine Ibargüen y Mariana Pajón en el segundo y de Rigoberto Urán en el tercero? No se puede pedir más: 2014 fue un año de gloria para el país, tal vez el mejor de todos los tiempos del deporte colombiano.
P.D. 2 Les dejo fotos del páramo de Chingaza. Juzguen ustedes la belleza de ese parque nacional, al oriente de Cundinamarca, a hora y media de Bogotá.