Piero tenía 18 años cuando junto con su amigo el poeta José Tcherkaski decidieron componer un himno al padre. La inspiración fluyó y en 20 minutos tenían lista Mi viejo, una de las canciones más sonadas en la historia de Latinoamerica. A punto del llanto corrió al taller de electricista que tenía su papá en Banfield y le cantó la canción. Lino de Benidictis en ese momento tenía 48 años y desde que escuchó el comienzo de ese poema
Es un buen tipo mi viejo
Que anda solo y esperando
La edad se le vino encima
Sin carnaval ni comparsa
Dos lagrimones, como bombillas eléctricas, empezaron a salirle de los ojos, sin embargo cuando escucho el verso
Ahora ya camina lerdo
Lo detuvo en seco: “Mirá pibe, caminará lerdo la puta que te parió”. Medio siglo después de haber tocado en ese taller, Piero sonríe con la satisfacción de alguien que, a los 76 años, ha marcado una época, ha dejado un legado y se ha instalado en el corazón de los pueblos.
Perseguido por la dictadura, salió una tarde brumosa de 1976 de su país después de que su hermana supiera que estaba en una lista de los enemigos de Videla y que era candidato a ser desaparecido. Se instaló en España, creó granjas autosostenibles para no depender de nadie, regresó a su país después de que Alfonsin restaurara la democracia y el 2 de diciembre de 1993, el mismo día que el Bloque de Búsqueda matara en un techo de Medellín a Pablo Escobar, el presidente César Gaviria lo nacionalizó colombiano.
Con el fervor de un fan le realicé esta entrevista a uno de mis ídolos.
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