“Mi papá paso de ser un militar admirado, al mayor paramilitar uniformado condenado”: José Jaime Uscátegui

“Mi papá paso de ser un militar admirado, al mayor paramilitar uniformado condenado”: José Jaime Uscátegui

El hijo del General Jaime Uscátegui condenado a 40 años por la masacre de Mapiripán, le da la cara al país lanzándose a la Cámara por Bogotá por el Partido Conservador

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marzo 07, 2014
“Mi papá paso de ser un militar admirado, al mayor paramilitar uniformado condenado”: José Jaime Uscátegui

Como hijo de militar, José Jaime Uscátegui creció en diferentes unidades del Ejército, al compás de los traslados rutinarios de su padre el General Jaime Uscátegui, en una familia armónica hasta 1999, cuando la vida de todos dio un giro de 180 grados. José Jaime tenía 17 años: “Yo venía de ser el hijo de un militar reconocido, condecorado, siempre primer puesto en sus estudios militares y de un momento a otro pasó a ser -como lo presentaron los medios- el mayor paramilitar uniformado que fue a parar a la cárcel por presuntos vínculos con los paramilitares. Pasó a ser un criminal, mi vida se divide antes y después de Mapiripán”.

Se refiere a la masacre de Mapiripán, un municipio del Meta en la que fueron asesinados, mutilados y torturados 49 campesinos entre el 15 y 20 de julio de 1997 por paramilitares trasladados expresamente a la zona, vía Villavicencio. El general Uscátegui era el comandante de la Séptima Brigada con jurisdicción sobre Meta y Guaviare, y fue responsabilizado de haber permitido que sucedieran los dramáticos hechos. Paga una condena de 40 años y desde mayo 1999 cuando comenzó el proceso y fue vinculado, ha estado de manera intermitente en detención y libertad. Hoy se encuentra recluido en una unidad militar, bajo condiciones de vigilancia permanente en la Escuela de Infantería.

José Jaime, su hijo de 32 años, no solo está convencido de la inocencia del General, sino que no se ha dejado doblegar por las circunstancias. Por el contrario, tomó la decisión de jugársela como un hombre público, sometido al debate y comprometido con el futuro de Bogotá, la ciudad en la cual nació y vive. Quiere llegar a la Cámara de Representantes por el Partido Conservador.

María Alejandra Mosquera: ¿Cómo fue crecer en un ambiente militar?

José Jaime Uscátegui: En mi casa nunca hubo un discurso guerrerista o violento o alguna expresión descalificando el enemigo natural del Ejército que ha sido la guerrilla principalmente, incluso en el año 86, la guerrilla asesina a un tío mío, hermano de mi papá en una emboscada al Ejército porque él era capitán, e incluso en ese momento tan doloroso nunca escuche de mis papas o de mis abuelos o de mis tíos un descalificativo de ese enemigo.

M.A.M: ¿Alguna vez pensó en seguir los pasos de su papá, vestir el uniforme?

J.J.U: La idea de ser militar siempre está presente en las familias de los militares pues existe el temor de la dificultad que representa ganarse la vida por fuera de una institución como el Ejército, una institución que a pesar de los sacrificios y de los esfuerzos que demanda, da seguridad. Cuando me gradué del colegio en el 2001, primero, ya había iniciado el proceso judicial contra mi papá por la masacre de Mapiripán, que me pone a  entender la realidad del país, la realidad de las fuerzas armadas. Me doy cuenta que lo mío son las humanidades y por eso tomo la decisión de estudiar gobierno y relaciones internacionales e inicio mi actividad política en busca de la defensa de mi padre.

M.A.M: ¿En qué condiciones está el General? ¿Con cuanta frecuencia puede visitarlo?

J.J.U: Él está en una unidad militar de la Escuela de Infantería con vigilancia permanente. Han acomodado parte de esas instalaciones para quienes están privados de la libertad.  Las visitas tienen unos horarios especiales y por fuera de esto es necesario tramitar el permiso con el Inpec. Lo veo con alguna frecuencia. Muchas veces dicen que los militares tienen un privilegio al tener los centros de reclusión militar como cárcel, pero yo insisto que aunque él está en mejores condiciones de como estaría en la cárcel La Picota o en La Modelo de Bogotá, pero como dice el dicho, aunque la jaula sea de oro sigue siendo jaula. Mi papá lleva muchos años privado de la libertad injustamente y esa cárcel militar duele mucho porque él no se merece esto.

M.A.M: ¿Cómo ha sido el proceso judicial? ¿Muy largo?

J.J.U: En mayo de 1999 le dictan la primera medida de aseguramiento, van 15 años. Ha recuperado la libertad por momentos, por vencimiento de términos y por el mismo curso del proceso judicial, en el que un juez especializado de Bogotá lo absolvió en el año 2007. Sentimos que la justicia colombiana nos retribuía en algo a la defensa, nos reconocía las pruebas y la inocencia de mi papá, pero lamentablemente en el 2009 el proceso llegó a una segunda instancia en el Tribunal Superior de Bogotá donde revocaron la decisión y le dieron una condena de 40 años de cárcel.

El proceso de mi papá tiene un gran agravante, hasta la fecha, la última sentencia no ha sido ejecutoriada y no es definitiva porque aún falta que se pronuncie la Corte Suprema de Justicia. Lo grave es que no se le ha garantizado un debido proceso. Y esa es precisamente una de mis banderas; que a los militares se les garantice justicia como debe ser. Si la Corte llegara a decir que mi padre es inocente, como sé que lo hará, ¿Quién nos devuelve todos estos años de persecución, señalamientos y humillaciones? Lo que más anhelo es poder disfrutar los próximos 15 o 20 años de vida a mi papá, en libertad.

M.A.M: ¿Por qué escoger el camino de la política? ¿No le da temor enfrentarse al escarnio público por la condena que paga su padre?

J.J.U: La principal razón que me mueve es la injusticia que ha vivido durante 15 años  la familia Uscátegui, con la plena convicción de la inocencia de mi padre el General. Siempre he dado la cara como lo ha hecho mi papá. Me siento orgulloso de ser el hijo del General Uscátegui y eso en lugar de ser mi debilidad es mi mayor fortaleza en esta campaña. He salido a hacer campaña por Bogotá y me he llevado la sorpresa de ver la solidaridad de la gente con el caso de mi familia y del proceso de mi padre. En el escarnio público hemos estado durante 15 años ya y hemos vivido los señalamientos, la persecución, el sufrimiento y la humillación con la frente en alto.

Yo llevo muchos años trabajando por el Partido Conservador, y también en la academia defendiendo la inocencia de mi papá. Por eso tomé la decisión de no dejar pasar más tiempo e inscribirme a la lista de candidatos a la Cámara por Bogotá. El que no hace la política la padece y la he padecido como muchos otros y mi ciudad merece mejores cosas.

M.A.M: Una de sus banderas es garantizarles a los militares el debido proceso, ¿En qué casos se debe aplicar el fuero penal militar y en cuáles no?

J.J.U: Esa línea aún es muy difusa, antes cuando se tenía todo en manos de la justicia penal militar, evidentemente había una falla porque había procesos que debían ser de competencia de la justicia ordinaria para que fuera más efectiva la aplicación de justicia. Pero ahora nos fuimos al otro extremo. Son muchas las fallas en el debido proceso porque los jueces civiles, a veces comenten excesos a la hora de judicializar a los militares. Cuando se trate de delitos de lesa humanidad o crímenes al margen de la función militar, debe actuar la justicia ordinaria.

A mi padre lo acusan por omisión, es decir, que teniendo la obligación de actuar no actuó y en esa medida es tan responsable como los paramilitares que hicieron la masacre, pero me pregunto yo, ese no haber actuado, que se deriva es de su función militar y de ser general en la época y comandante de una Brigada, que ni siquiera tenía jurisdicción en Mapiripán, ¿No debería ser un tema juzgado por la justicia penal militar siendo una falta o un delito propio del servicio?

M.A.M: ¿Qué propone para Bogotá?

J.J.U:. La construcción del metro es muy importante y un representante a la Cámara como yo puede garantizar que no se roben esos recursos y que se hagan las obras. Hacer una veeduría absoluta a los recursos de la nación que van para Bogotá, en temas fundamentales como la salud. Las tecnologías de la información deben estar  a disposición de todos los bogotanos. También quiero promover el respeto por la autoridad, ellos nos pueden brindar seguridad si nosotros aprendemos a respetar.

M.A.M: ¿Qué hacer con el alcalde Gustavo Petro, debe quedarse o irse?

J.J.U: Para mí fue muy difícil tomar la decisión, pero me sumé a la campaña de revocatoria por el sí. Fue difícil porque Gustavo Petro como Senador fue de los pocos que defendió mucho a mi papá en el Congreso. Pero en este momento está de por medio el futuro de la ciudad. Se está improvisando y son muchos los errores la hora de imponer un modelo de ciudad que no está siendo consensuado con toda la ciudadanía, sino con un sector muy reducido de la población. Ningún gobernante puede estar por encima de la ley.

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