Estoy casi seguro de que los diferentes medios de comunicación, Coldeportes y la Acord (Asociación Colombiana de Redactores Deportivos) escogerán a la atleta Caterine Ibargüen como la Deportista del Año de 2013 en Colombia. Desde luego que la antioqueña tiene todos los méritos tras su medalla de oro en Moscú, en los Campeonatos Mundiales de Atletismo, con un brinco de 14,85 metros en la prueba de salto triple.
Pero me voy a salir del molde y a continuación voy a tratar de explicar por qué, en mi concepto, el Deportista del Año en Colombia debe ser el ciclista Nairo Quintana, flamante subcampeón del Tour de Francia:
El ciclismo es el deporte de Colombia por excelencia a través de la historia. Espero no molestar a los amantes del fútbol, pero hasta 1989, cuando de la mano de Francisco Maturana la selección clasificó al Mundial de Italia-90, nuestro balompié era poco menos que una cenicienta en Suramérica.
Durante 30 años Colombia envió a sus mejores ciclistas a las grandes carreras de Europa con un solo objetivo: ganar. Se hicieron grandes actuaciones, sin duda. Lucho Herrera se proclamó en 1987 campeón de la Vuelta a España. Un año después Fabio Parra subió al podio del Tour tras clasificarse tercero en la general de la carrera por etapas más importante del mundo.
Después vinieron Álvaro Mejía y Santiago Botero, quienes ocuparon sendas cuartas posiciones en 1993 y 2002, respectivamente. Treinta años después de la primera incursión de un equipo colombiano en el Tour, un ciclista de Cómbita (Boyacá) hizo lo que nadie hubiera imaginado en el país: conseguir la segunda plaza del Tour y, de paso, traerse para Colombia las camisetas del Premio de la Montaña y del Mejor Joven de la competencia.
Nairo Quintana, de tan solo 23 años, era en el Tour de este año el segundo ciclista en importancia del equipo Movistar después del español Alejandro Valverde. Pero cuando apareció la montaña, el colombiano se convirtió en el capo indiscutido de la mencionada escuadra ibérica.
Primero Quintana mostró sus dientes en el azaroso ascenso al Mont Ventoux. El colombiano tomó la delantera y poco tiempo después apareció a su rueda el que a la postre sería el campeón de la carrera, el británico Cris Froome. Los dos se fueron en una fuga que parecía interminable, mientras que atrás sus rivales se retorcían para perder el menor tiempo posible. A falta de 1.200 metros, el europeo atacó y Nairo pagó caro todo el desgaste que había hecho en la extenuante etapa. Al final fue segundo, pero le dejó en claro a todo el mundo que iba a pelear la carrera.
Después vino la ascensión al mítico Alpe D’Huez, la misma que Herrera ganó en 1984. Para ese momento, los ciclistas ya iban con lo justo y la carrera se había decantado entre tres ciclistas: Froome, Quintana y el español Joaquim “Purito” Rodríguez.
Como el rey de la táctica que es, Quintana marcó las ruedas que eran: las de Froome y Rodríguez. El colombiano tenía claro que no podía gastar más de lo que tenía y se dejó llevar en la subida por sus dos oponentes.
De pronto, el británico empezó a levantar la mano en señal de que necesitaba ayuda. Parecía un pinchazo, pero no: era una crisis del líder de la carrera y el primero en percatarse de la situación fue Quintana, quien, a falta de cinco kilómetros, tiró con todo y relegó a Froome en la meta por más de un minuto. “Purito” también fue descolgado al final por el colombiano.
Y llegó el 20 de julio, el Día de la Independencia Nacional. Ese día Quintana tenía claro que era la oportunidad de oro para ganar la etapa que tantas veces se le había escapado. Durante todo el trayecto Movistar marcó la etapa y dejó al colombiano a punto en la subida final.
En el último kilómetro del ascenso a Annecy Semnoz, Quintana dio buena cuenta de sus rivales de siempre –“Purito” y Froome–, los regó en la carretera y finalmente pasó triunfador en esa etapa memorable para Colombia. En la misma fracción, tras asegurarse el segundo puesto en la general, le sacó del bolsillo a Froome el título como mejor escalador del Tour.
Entre los derrotados por Quintana figuraron tres excampeones del Tour: el español Alberto Contador, el australiano Cadel Evans y el luxemburgués Andy Schleck. Siempre se ha dicho, y con razón, que los triunfos se miden por la calidad de los adversarios.
Además, en abril el pedalista de Cómbita había vencido en la Vuelta al País Vasco y en agosto en la Vuelta Burgos.
Por lo anterior, por sus gestas en Europa en estos 12 meses, por su juventud, por su futuro, para mí el Deportista del Año en Colombia en 2013 debe ser el hijo de don Luis Quintana y doña Eloísa Rojas. Lo de Caterine Ibargüen en Moscú fue demasiado bueno, pero lo de Nairo en el Tour –ojo– puede ser la actuación más grande de cualquier deportista colombiano en todos los tiempos.