“Por favor, deje lo que lleva encima en portería. Haremos de todo”
Damas y caballeros, quítense el disfraz, las máscaras, los falsos roles, los prejuicios sociales y la mojigatería religiosa. Dejen afuera los bloqueos, el estrés, las inhibiciones, la desconfianza paranoica y todos los miedos. No señor, aquí no se exige carné ni visa ni contraseña ni siquiera exigimos certificado de antecedentes judiciales. Para nada importa el color de la piel, la raza, estrato social, la preferencia política, nivel de escolaridad ni lugar de procedencia. Tampoco distinguimos entre creyentes o ateos. En cambio, nos interesa mucho que se olvide de la palabra hipocresía: en esta casa cada cual puede ser lo que es ni más ni menos. ¿Lo anterior ha quedado claro? Perfecto, bienvenidos a casa.
Con confianza y sin timideces cruce la puerta. A continuación desnúdese, empelótese, encuérese, o, como decía mi mamá, “quédese a tizón boliao” y exhiba sus atributos. No, no, todas y todos tranquilos, porque nadie se fijará en culos fruncidos o pompis pomposas y frondosas, ni en panzas fofas e infladas de batracio ni en cinturas esbeltas de sirena o en abdómenes tan marcados como una chocolatina. En este recinto amoroso reciben el mismo trato tanto las barbies y los barbilindos como los rostros feos y los cuerpos contrahechos. La belleza y la fealdad también sufren el rigor de la ley de la relatividad. Importa que antes de arrojarse al lecho del amor verifiquemos su honestidad y transparencia. Aquí solo aceptamos gente sincera e incorruptible.
Ahora dispóngase para el deleite, porque será abrazado, besado, masajeado y amado hasta que alcance el elixir del placer. Ahora, a la una, a las dos, y a las tres: todos para la cama. Sí, cómo no, aquí sí hay cama pa tanta gente. ¿Me pregunta usted que si necesita viagra? No viejo, solo relájese. Aquí la pasión, la paz interior y los orgasmos cerebrales y espirituales están garantizados. Ahora cierre los ojos. Así. Muy bien . ¿Experimenta usted un cosquilleo en toda la piel, en cada célula, cada átomo, en cada poro, en todos los recodos y túneles de su humanidad? Cuerpo, mente y espíritu son un solo latido de placer. Disfrútalo, te lo mereces. Es tu derecho de nacimiento, la recompensa por existir y ser parte del canto de la vida. Es natural que después de tan exquisito orgasmo todos tengan un rictus de sonrisa idiota en la comisura de los labios. Los pajazos mentales y reales, es decir, en realidad aumentada producen efectos parecidos a la idiotez. Pero eso no importa. Usted ha disfrutado el momento y efectivamente estuvo en mi casa. ¿Y usted que espera para compartir este éxtasis gratuito? Ya saben: entrada libre.