Mi candidato en 2022 será Carlos Gaviria

Mi candidato en 2022 será Carlos Gaviria

Aunque murió hace seis años, su legado sigue vigente y se niega a desaparecer, sobre todo con el estado actual de las cosas

Por: Ricardo Eslava
abril 05, 2021
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Mi candidato en 2022 será Carlos Gaviria

Se cumplen 6 años del fallecimiento del maestro Carlos Gaviria Díaz, uno de los mayores referentes éticos y políticos de la izquierda colombiana. Un filósofo del derecho que en sus años de vida académica se convirtió en un referente de decencia y apego a los principios jurídicos que lo llevaron a ser parte de la primera Corte Constitucional con el apoyo de diferentes sectores políticos, incluso de la política tradicional y hasta del mismo Álvaro Uribe Vélez, quien fuera su alumno unos años atrás. Los debates profundos sobre el aborto, el castigo físico a menores y la eutanasia son algunas de las demostraciones de las ideas revolucionarias del maestro, las cuales sacudieron los cimientos de la sociedad ultraconservadora y religiosa imperante en el país, que se resistía al cambio de paradigmas, aún quedan muchos vestigios. Su llegada a la política le subió el nivel al Congreso de la República en donde imprimió su sabiduría  y le brindó a la izquierda colombiana una oportunidad, de esas escasas, de unirse en torno a objetivos comunes: consolidar la unión de la izquierda y los sectores democráticos de Colombia, y trabajar por cambios profundos que le permitieran al país construir una sociedad más democrática y menos desigual. Es muy difícil pensar que la izquierda tan distanciada históricamente, hubiese podido unirse sin el papel jugado por Carlos Gaviria, el resultado fue la creación del Polo Democrático Alternativo y una candidatura esperanzadora para enfrentar a Uribe en 2006.

Yo soy uno de los miles de jóvenes que nos entusiasmamos con sus enseñanzas, muchas veces tamizadas o subvaloradas por las organizaciones políticas a las que pertenecimos, pero que con el paso de los años han adquirido muchísimo valor para asumir con seriedad el momento histórico del país. Carlos Gaviria era un hombre sabio, pero contundente en sus posiciones, las cuales jamás ocultó pensando en los afanes electorales. Fue un defensor de la lucha democrática y siempre rechazó la lucha armada, y aunque le reconocía status político, siempre insistió en que la única salida a décadas de violencia era la solución política al conflicto armado, idea que defendió en pleno furor de los exabruptos de las Farc como los bombardeos a poblaciones civiles, el secuestro y el reclutamiento de menores. El Polo liderado Carlos Gaviria fue de los pocos partidos políticos que se la jugó con la salida negociada al conflicto, tanto que no tardaron los linchamientos mediáticos del uribismo y la derecha colombiana que lo tildaron de “guerrillero vestido de civil”.  El tiempo le dio la razón a Carlos Gaviria, la violencia como forma de hacer política ha sido inútil para alcanzar transformaciones en Colombia, y la única salida ha sido y será el diálogo democrático.

Su candidatura presidencial en 2006 nos permitió acercar a miles de jóvenes agotados del camino que le proponía al uribismo al país. Sus discursos nos brindaron la oportunidad de deleitarnos con las citas poéticas y literarias que adornaban sus contundentes opiniones políticas. En los momentos difíciles, tuvo el coraje de dar el paso al lado cuando las condiciones al interior del Polo no le eran favorables o su nombre generaban discusiones innecesarias, un ejemplo para nuestros actuales líderes políticos que prefieren enquistarse en sus radicalismos y sectarismos como dueños de verdades absolutas o de comportamientos éticos y políticos impolutos. Carlos Gaviria prefirió convertirse en un militante de base del Polo Democrático antes que caer en esos conflictos internos que tantas malquerencias generaron en la izquierda colombiana, muchas de la cuales pagamos hoy en día. Fue maltratado sin duda, pero él tuvo la humildad para asumir la realidad y seguir aportando desde su nuevo lugar.

Yo tuve la fortuna de conocerlo personalmente en mi primera candidatura electoral en el 2014, en un pequeño auditorio de la Universidad Santo Tomás donde él aprovechaba para impulsar la candidatura al Senado de otro ser humano increíble: Rodolfo Arango, hoy magistrado de la JEP y quien fuera uno de sus más cercanos amigos en sus últimos años de vida. Cuando por fin me permitieron usar el micrófono me esforcé más por hablarle al maestro Carlos Gaviria que al público asistente. No me importaban los votos que pudiera conseguir sino hablarle de corazón a quien fuera una de las mayores inspiraciones para meterme al duro mundo de la política. Le dije la verdad, que soy un hijo de sus ideas, de su estilo para respetar el disenso y promover el debate democrático aun cuando las diferencias sean profundas, de la defensa de las libertades democráticas y el respeto de los derechos de minorías y comunidades, así como de las ideas con las que soportó la campaña presidencial cuyo eslogan fue “construyamos democracia, no más desigualdad”, el cual caló hondo en mi noción de país.

Ahora que he tenido la oportunidad de estudiar y pensar mucho más, recuerdo la conferencia Fundamentos éticos de la democracia, dictada por Carlos Gaviria en la Universidad San Buenaventura de Cali, de la que rescato esta poderosa reflexión con la que sustentó buena parte de su campaña presidencial: “Si la democracia es el gobierno de las mayorías, ¿por qué las grandes mayorías se encuentran privadas de bienes tan básicos como la educación, la salud, una vivienda decorosa y una alimentación digna?”. El resultado de ese único encuentro cercano con el maestro Carlos Gaviria me dejó una de las cosas más bonitas que me ha traído el mundo de la política: un abrazo del maestro y las siguientes palabras “me dieron ganas de venir a votar a Santander”.

Frente a la coyuntura electoral de 2022 vale la pena recoger las enseñanzas del maestro Carlos Gaviria para afrontarla, él que consideró a Petro como una mala persona, entre otras por el maltrato que le dio en la consulta interna del Polo del 2010, o que no dudó en calificar a Fajardo como una persona sin ideología ni proyecto de país que no servía para presidente, o que en 2014 ante el riesgo de retorno del uribismo autoritario y antidemocrático llamó a votar por Santos en segunda vuelta, sin que eso significara la renuncia a hacerle oposición a ese nuevo gobierno y advirtiendo que las diferencias entre las derechas y Santos no eran un asunto solo de mera forma, también tuvo razón en eso, aunque la agenda neoliberal de Santos y Uribe haya sido la misma.

No es posible saber con qué candidato o coalición estaría el maestro en estos momentos, pero sin duda sería un constructor de unidad de los sectores democráticos del país, reconociéndose como un actor de izquierda democrática sin caer en el juego publicitario de declararse por fuera de los extremos como un intento de descalificar a quienes se oponen al establecimiento, porque si algo le gustaba a Carlos Gaviria era el debate democrático en el que se respetaran la diversidad de posiciones, y él, muchas veces vilipendiado en lo político y lo personal, pondría los intereses de la democracia y el país por encima de sus intereses personales, insistiría en la educación de los ciudadanos para la democracia y no huiría de su responsabilidad política. Me arriesgo a decir que no votaría en blanco para las elecciones del 2022 y optaría por apoyar a Petro o a Fajardo, si tuviera que enfrentar a un nuevo candidato del uribismo. Eso sí, no se dejaría cooptar por las ínfulas de cambio de ninguno de los dos. Jamás negociaría sus principios.

Precisamente a sus 6 años de muerte, vale reavivar ese sueño del maestro Carlos Gaviria que nos decía: “Yo concibo la democracia como una utopía no en el sentido de una sociedad inalcanzable sino de una sociedad mejor que la que tenemos; una sociedad que aún no tenemos, pero que pudiéramos tener. Eso sí, siempre y cuando decidamos que hacia ese objetivo hay que orientar el ejercicio del poder”.  En honor a él, como un hijo de él, mi voto en 2022 será por el inolvidable maestro Carlos Gaviria y por quien enarbole mejor esas banderas.

Nota. Dos lecturas recomendadas sobre el maestro Carlos Gaviria:

- Fundamentos éticos de la democracia, que pueden encontrar en Google.

- El hereje de Ana Cristina Restrepo, publicado en 2020.

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